
| Mentiras sobre Stalin: “Millones de muertos: De Hitler y Hearst a Conquest y Solzjenitsyn” -XII- 
       28-01-2011 
 
	  
	  Hasta ahora hemos venido elucidando las respuestas correspondientes a las 
	  preguntas una y dos, que son, respectivamente, lo que era el sistema 
	  correccional soviético y cuál era el número de presos políticos y 
	  delincuentes comunes recluidos en dicho sistema correccional soviético. 
	  
	  En esta oportunidad nos proponemos explicar dos asuntos principalmente. 
	  
	  Uno es el de la respuesta a la pregunta de :
	  
	  
	  ¿Cuántos muertos hubieron en los campos de trabajo? 
	  
	  Y la otra, que sería la cuarta, la respuesta a la pregunta: “¿Cuántos 
	  fueron los condenados a muerte hasta el año 1953, fecha en que murió 
	  Stalin, y en especial durante las famosas depuraciones de los años 37 y 
	  38, en medio de las amenazas inminentes de la guerra de agresión 
	  nazi-fascista contra la Unión Soviética? 
	  
	  Veamos pues estas respuestas. 
	  
	  ¿Cuántos fueron pues los muertos en los campos de trabajo? 
	  
	  Los casos de muerte en los campos varían mucho de año a año, por ejemplo, 
	  en el año ‘34 murieron 5.2% del total de prisioneros, pero en el año 1953 
	  apenas murió el 0.3%, o sea, menos de la mitad del uno por ciento. Estas 
	  muertes en los campos eran causadas por la falta de recursos en la 
	  sociedad. En primer lugar, por la falta de medicinas para combatir las 
	  epidemias que regularmente se presentan cuando hay una gran concentración 
	  de personas en condiciones no ideales de salubridad e higiene. 
	  
	  Este problema no era específico pues de estos campos, sino que existía 
	  igualmente en la sociedad en general como también en la mayoría de los 
	  países del mundo. 
	  
	  Cuando los antibióticos fueron descubiertos y comenzaron a utilizarse, que 
	  fue cosa prácticamente de una fecha posterior a la Segunda Guerra Mundial, 
	  la situación se modificó radicalmente. En realidad, los años más difíciles 
	  fueron los años de guerra cuando la barbarie del nazi-fascismo obligó a 
	  todos los ciudadanos soviéticos a vivir una vida en extremo difícil. 
	  
	  Durante esos 4 años murieron en los campos de trabajo más de medio millón 
	  de presos lo que es más de la mitad de todos los muertos durante 20 años. 
	  No olvidemos que en el mismo período de la guerra murieron, en la Unión de 
	  Repúblicas Socialistas Soviéticas, más de 26 millones de personas. 
	  
	  Pero, en el curso de esa misma guerra, no se puede olvidar que en los 
	  países “libres”, es decir, en los países no del sistema soviético, sino 
	  del mundo capitalista, murieron, nada menos y nada más que 25 millones de 
	  personas. 
	  
	  Cuando las condiciones en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas 
	  mejoraron, en el decenio de los años ‘50 y con el uso de los antibióticos, 
	  entonces disminuyó el número de muertes hasta un nivel de un tercio por 
	  ciento (0.3 %) del total de los presos políticos. Es decir, menos de la 
	  mitad, como hemos dicho, del uno por ciento. 
	  
	  Veamos ahora la cuarta pregunta. ¿Cuántos fueron los condenados a muerte 
	  hasta 1953 y en especial, durante las depuraciones de 1937 y 1938? 
	  
	  Ya hemos visto las cifras que ha presentado el policía y provocador Robert 
	  Conquest, que dice que allí murieron 12 millones de presos políticos, los 
	  cuales habrían sido muertos por los bolcheviques en los campos de trabajo, 
	  desde el año 1930 al 1953, de los cuales un millón habría muerto en los 
	  dos años correspondientes al 1937 y al 1938, según este fabulador y 
	  creador de mentiras al por mayor y al detalle. 
	  
	  Las cifras de Solzhenitsyn lo sobrepasan, son de decenas de millones de 
	  muertos en estos campos y de los cuales la cifra de los muertos, 
	  supuestamente entre el 1937 y el 1938, no sería de un millón como 
	  exageradamente presentó Conquest, sino aún más, de 3 millones de muertos. 
	  
	  A partir de aquí hay una competencia para ver cuál tiene la lengua más 
	  larga y presenta las cifras más exageradas de los supuestos muertos en los 
	  campos de concentración por los bolcheviques durante ese largo período del 
	  1930 al 1953 y en especial durante los años 1937 y 1938. 
	  
	  Las cifras de Solzhenitsyn son de decenas de millones de muertos en estos 
	  campos, y de los cuales tres millones, según él, y no uno, como decía 
	  Conquest, fueron los muertos en el 1937 y en el 1938, pero no se asombren, 
	  que han habido cifras mucho más elevadas mencionadas en la propaganda de 
	  estos mismos en contra de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de 
	  la época de Stalin. 
	  
	  Por ejemplo, la rusa Olga Shatunovskaja nos da 
	  una cifra de ¡7 millones 
	  de muertos en las depuraciones tan solo 
	  del 1937 y del 1938! Pero los documentos que ahora son publicados, sacados 
	  de los archivos soviéticos, arrojan una información completa y 
	  absolutamente diferente. 
	  
	  En primer lugar, es preciso decir que las cifras de los condenados a 
	  muerte se encontraron en varios archivos y los investigadores se vieron 
	  obligados a recoger datos con un cierto riesgo de contar una misma 
	  cantidad dos veces y darnos una cifra mayor de lo que fue en realidad. 
	  
	  Según un investigador, Dimitri Volkogonov, nombrado por Yeltsin como jefe 
	  de los antiguos archivos soviéticos, fueron condenados a muerte 30,514 
	  personas por los tribunales militares desde el primero de octubre del 1936 
	  al 30 de septiembre del 1938. No siete millones, como dijo la rusa Olga 
	  Shatunovskaja, ni tampoco fueron tres millones como dijo Solzhenitsyn, ni 
	  siquiera un millón, como afirmó inicialmente Robert Conquest. 
	  
	  Otra información que ahora existe viene de la KGB. Según una información 
	  en la prensa (en febrero de 1990), habían sido condenadas a muerte 786.000 
	  personas por delitos contra la revolución durante los 23 años del período 
	  que comprende desde el 1930 hasta el 1953. De esos habían sido condenados 
	  681.692 entre el 1937 y el 1938. No hay posibilidades de hacer un control de las informaciones que la KGB nos entrega, pero esta última afirmación indudablemente que es, a todas luces, en extremo dudosa. 
 Parte XII 
 
 
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