LO DE LOS VINCHO CASTILLO SEMAN ES ESPURA DEMAGOGIA CHAUVINISTA Y RACISTA, ESTAFADORA Y EMBAUCADORA, NO LA OSTENTACION DEL PATRIOTISMO Y DEL AUTENTICO NACIONALISMO

Estas hienas carroñeras se empecinan en respaldar la destrucción del econicho territorial del pueblo dominicano por parte de los monopolios de la mega minería y su envenenamiento del suelo, las aguas y el aire, sustento de la vida ¡Que nacionalismo es ese!

14-10-2014

 

Aunque a unos les resulte como una pedrada en un ojo, curiosamente, o bien, como una peculiaridad, el caso de la lucha por la nación dominicana, con sus atributos dignificantes de independencia, soberanía y autodeterminación, viene a ser la actitud de rechazo, o de entrega, a la voracidad destructiva y genocida de los monopolios mineros del capital financiero del imperialismo en general, y de cada país o grupo de países imperialistas, como sería el caso de la Unión Europea, si no del Canadá; lo que, en definitiva, da validez y consistencia, invalida o deshace, como pura demagogia chauvinista y racista, estafadora y embaucadora, o no, la ostentación del patriotismo y del auténtico nacionalismo, sano, robusto, necesario, por obligatorio, y efectivamente enaltecedor.

La dominicanidad, sin tachas y sin arrugas, se ha fraguado y consagrado cuando, al mismo tiempo que se rechaza y se condena la haitianización; y, con esto, el aplastamiento de la nacionalidad y del acervo histórico-cultural nativo, que devienen en nuestra identidad de pueblo y de nación, con el orgullo de haber recorrido, a través de cinco siglos y un cuarto de siglo más, el largo proceso, con sus logros y caídas, con sus avances y tropiezos, aún inconcluso y en plena efervescencia de desarrollo, que es el de la forjación de la nacionalidad y la nación dominicanas; rechazando, en lucha tenaz y heroica, con tanto tesón, ardor, sacrificio y sangre como cualquier guerra militar, esto es, con armas propiamente de la lucha militar, todos los planes e intentos más diversos, y hasta inverosímiles, por arrastrarnos, como una carga muerta, por atavismos y taras de raíces ancestrales; ante los que, sin luchar y superar, venciéndolos, jamás habríamos avanzado ni una pulgada ese camino heroico y saturado de vicisitudes, de las que el pueblo dominicano, ya en su fase intrauterina, o ya habiendo nacido, jamás había tenido conocimiento; y, por lo tanto, carecíamos de experiencias; por lo que, como pueblo y nación, como República Dominicana o Quisqueyana, hemos tenido que hacer de tripas corazón, apelar a la creatividad natural del ser humano, colocado ante las más graves disyuntivas, teniendo como una única arma su propia inteligencia natural y sin grados considerables de cultivo especial.

Si ha sido derrotar, superar y poner distancia de esos atavismos ancestrales, convertidos en taras, las que, rechazadas, como seductores, pero venenosos cantos de sirena; tal es el caso de querer trabarnos con las ataduras al atraso y al salvajismo africano; teniendo así que rechazar esas formas, efectivamente racistas; que, de haberles hecho caso y dejarnos seducir, estaríamos hoy tan empantanados y convertidos en hordas tribales, tal cuales son los vecinos haitianos; no menos intenso y complicado ha resultado enfrentarnos a los lacayos y entreguistas, esclavistas, opresores, y eminentemente racistas, que preconizan, que los dominicanos debemos convertirnos en colonia de un país europeo o de Norteamérica, o de cualquier país extranjero de América Latina; que, aún habiendo sido o estar siendo víctima del subyugamiento, y víctima así de potencias extranjeras, norteamericana y/o europeas, aspiran a reducirnos a su colonia, a colocarnos bajo sus designios y hacernos bailar su música. El listado es largo y muy conocido, pero de obligatoria mención; pues, además de los tradicionales países europeos, colonizadores y encarnadores del vil capital negrero, como España, Italia, Francia o Inglaterra, ahí está, como siempre lo ha estado, en el meollo de todas esas infamias e ignominias y canalladas viles, de lesa humanidad, genocidas y esclavistas, que es el papel histórico de la nefasta Iglesia Católica-Vaticano y del cristianismo.

Pero, agreguemos, y coloquemos en un sitial especial de esa actividad, contraria a la existencia y el derecho a ser nación propia y República, como somos hoy República Dominicana, proclamando nuestra independencia y soberanía y, por igual, nuestra autodeterminación y nuestra territorialidad, esto es, nuestro propio territorio que ocupamos, en el que vivimos y al que de manera ancestral estamos más que vinculados y unidos, atados y amarrados espiritual y materialmente, por nuestra idiosincrasia y por nuestra sangre de dominicanos, con la que jamás hemos sido mezquinos para con ella abonar y hacer crecer, dar frutos y reproducirse el árbol de la libertad y de la democracia, como derechos obtenidos y por alcanzar; pero sin desmayar en el escabroso, árido y heroico camino, que es obligado transitar para alcanzar esas metas.

Por ello, es ridículo y patético, como una estafa, querer decirse siquiera patriota y nacionalista, pretendiendo ignorar al imperialismo y sus monopolios, como al nefasto papel parasitario y conculcador de la libertad espiritual, de la iniciativa, la confianza y autodeterminación de la gente (como siempre lo ha hecho, y condenada está, irremisiblemente, a seguirlo haciendo, mientras la sociedad y el mundo se dividan entre explotadores y explotados, opresores y oprimidos), de la Iglesia Católica-Vaticano y el cristianismo; con todas sus imbéciles y estúpidas sectas protestantes, y evangélicas todas.

Tal es la funesta posición del clan de las hienas y bestias carroñeras de los Castillo y los Castillo Semán; como de muchas sabandijas y alimañas que se guarecen, por ejemplo, en la llamada Red de Defensa de la patria; pero que abogan, en forma depravada, a favor de las actividades criminales contra el econicho nacional y la territorialidad de la República, por parte de los monopolios mineros de los capitales financieros yanquis, europeos, canadienses y sus agentes latinoamericanos; como es el caso de esos depravados de la vieja puta Cristina Fernández viuda Kirschner; de quien Mujica, el socarrón tupamaro uruguayo en el Poder, quiso dejar establecido: “Esa vieja es peor que el tuerto, que era su marido, que se tragaba un barco y ni siquiera eructaba”.

Esos especimenes de las hienas del clan sanguinario, amoral y antiético, de seres de los peores albañales de aguas infecto-contagiosas de los Vincho Castillo y los Castillo Semán, reducen los peligros que enfrenta la patria y que dan pie a la necesidad del más vigoroso patriotismo, única y exclusivamente a la cuestión de la presencia masiva de grupos de las hordas tribales haitianas, lo que, sin duda alguna, es una aberración de parte de esas hienas de dos patas que, indudablemente, ostentan el más pernicioso y nocivo racismo, en tanto son agentes y lacayos desalmados de todos cuantos sean actos ignominiosos y humillantes contra la nación y los dominicanos, siempre y cuando sean dichos agraviadores los blancos europeos, los imperialistas yanquis y sus agentes sionistas del Israel nazi-fascista.

Es por ello que apoyan y actúan como agentes promotores de esos monopolios mineros, de los que un solo miembro, hasta personal de los mismos, es más nocivo y peligroso contra la República Dominicana y los dominicanos, que los 12 ó 15 millones de haitianos, o que los 2 ó 3 cuya presencia es repudiada legítimamente por la dominicanidad.

 

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