EL PUEBLO DOMINICANO NO SE DEJARA EMBAUCAR POR LAS MARRULLERIAS Y ESTAFAS DE DANILO MEDINA Y SALDRA A LAS CALLES A HACER VALER SU AUTODETERMINACION Y SOBERANIA

Danilo Medina Sánchez, desacatando la sentencia 168-13 y con su actuación violatoria a la Constitución, está propiciando su destitución

30-01-2014

 

Inscríbannos, y búsquen lincharnos, junto a los que toman e interpretan las palabras y gestos del ciudadano Presidente del Poder Ejecutivo de su gobierno, que con un manto indeleble de mediocridad meridiana, junto a una olímpica falta de convicciones, explayadas a todo lo largo y ancho de su capciosa trayectoria, en su quehacer politiquero y demás rasgos suyos, con rango de categoría, al momento final de la reunión de lo que llaman el Celac (un vástago difícil de juzgar, si como genuino, o como producto bastardo de la resaca del neobolivarismo, del malhadado y desaprensivo chavismo, que viene desde allá, como resultado de la entremezcla de eso que fue Bolívar, con el bonapartismo y su 10 de Diciembre, el bismarquismo, como el modelo, tal vez más original, de lo que hemos querido y tenido el aserto de llamar, burguesía burocrático-militarizada en el ejercicio bonapartista del Poder); precisamente en el sentido directa y absolutamente contrario al que de Danilo Medina Sánchez han querido ofrecer, dándole connotaciones de dignidad, gallardía, patriotismo, y, curiosamente, esto llevado a cabo por los mismos órganos corruptos y mercenarios de la prensa venal, prostituida y amarilla (como es casi siempre el excremento que descargamos los animales, al momento del acto de la evacuación, como proceso de limpieza y asepsia del cuerpo), y sus voceros, o sea, sus plumíferos de a tanto por línea, cagatintas, con menos valor e integridad que un pedazo putrefacto de morcilla o mondongo mal higienizado; entre los que incluimos a la variedad, tan exuberante en el país, de los plumíferos de a tanto por línea, o penny a liner, que son los lengüeteros radiales y los faranduleros televisivos de la desinformación y la tergiversación de los hechos, sucesos, actuaciones, acontecimientos y fenómenos, con fines de engaño al pueblo, y para ajustarlos, miserable e indecorosamente, a los espurios intereses anti-nacionales y anti-populares a los que están venidos, como viles mercenarios o prostitutas tan viciosas y corrompidas que, si no les pagan, con todo gusto hacen de oficiantes de ese poco digno oficio hasta por amor al arte, o sea, gratuitamente.

Y es todo eso, aunado a que, como bien confluyen en apreciar personas inteligentes, cultas, bien enteradas y, además, con optimismo, y algunos hasta con un dejo amargo de pesimismo, que reclaman la honestidad y la honradez como normas esenciales de la moral y, consecuentemente, rechazamos la impunidad; como a la vez demandamos su castigo en forma severa por la justicia; quien no actúa conforme a esas normas en su propia casa, sino que en ella hace lo que de la boca para afuera dicen condenar; y a veces, como es el caso del Presidente del Poder Ejecutivo, ni siquiera se le conoce por haber condenado la impunidad ni la corrupción, como tampoco por abogar por el castigo de los culpables de corrupción y de enriquecimiento inusual (tal vez por estar en un sitial nada envidiable dentro de esos singulares especímenes de nuestra fauna de la politiquería anti-nacional, anti-popular y neoliberal); por lo menos no lo ha reclamado, ni lo hemos oído hacerlo; pero sí, en cambio, lo hemos oído y visto apoyar actos desaprensivos, hasta con violencia y formas amenazantes, como lo hiciera en aquella reunión de Santiago en que, siguiendo la maña del tirano alimaña, el capo di tutti capi y figura singular del para-narco terrorismo, lavado y corrupción, Leonel Antonio Reyna, dispuso darle, de los fondos del erario público, 40 millones y tantos de dólares al gángster ensotanado, -lo que nada tiene de extraño ni de sorprendente- Agripino Núñez Collado y a su mafia de Félix García, Guante, zonistas francos y empresarios de su aeropuerto de Liceo al Medio, asociados a José Hazim, para que concluyeran su majestuoso mega proyecto hospitalario, privado, del Hospital Metropolitano de Santiago, el famoso y doloroso, para los bolsillos y la salud del pueblo, el Homs.

El político que, en el seno de su organización política, recurre al soborno, al chantaje, al uso del presupuesto del Estado o del puesto que en éste desempeña, para echar mano, sin o con miramientos, de esos recursos que son del país, para alcanzar sus objetivos, o llevar a cabo un desquite por haber sido dañado por esas prácticas que hacen exclamar “me derrotó el Estado”, ese político no es honesto, no es decente, no es honrado, ni puede en verdad y de verdad, ser patriota en la justa defensa de los intereses de su patria, ni ante enemigos grandes ni ante enemigos pequeños. Es, como se desprende de lo que se resalta, parangoneando lo dicho por Marx y citado por Lenin en su estudio “del gran ruso”: “ningún pueblo que oprime a otro pueblo puede ser libre”. Así, ningún traidor, ningún marrullero, cuya trayectoria lo ubica como de la reacción, de la Iglesia Católica-Vaticano y el imperialismo, como es el caso de Danilo Medina Sánchez, puede ser honesto ni honrado, y mucho menos a despecho de su misma trayectoria, comprobada y requete comprobada, dispuesta paso a paso en ese mismo trayecto, contrario al de la verticalidad y la luz de la defensa de la nación dominicana de la permanente amenaza de las hordas haitianas.

Alegar, como lo encontramos en el show preestablecido y ensayado, en su condición de mediocre consuetudinario, Danilo Medina Sánchez, que bajo su gobierno, en el país no se violarán los derechos de nadie, es, en su penoso y patético caso, casi escupir para arriba; puesto que sólo basta pasar revista o balance de los ejecutados por los escuadrones de la muerte de la Policía Nacional, creados bajo la política del terrorismo de Estado de su predecesor, Leonel Antonio Reyna. Así, nos da por no pasárselo por alto, sin importarnos el circo mediático de los medios mercenarios, venales y prostituidos. Y se nos ocurre pensar, tras conjugar los crímenes de Estado, imperantes contra los dominicanos, y su complacencia con los haitianos, que lo que Danilo Medina Sánchez ha dicho es que, de los dominicanos y de la nación dominicana, no va a respetar derecho alguno, pero que proseguirá ahondando su pusilánime actitud de genuflexión ante los haitianos, y que lo hará así mientras sea Presidente.

Esa actuación, a todas luces previamente concertada, busca hacer de elemento de distracción, o diversionista, para que los dominicanos nos durmamos, y gente tipo Danilo Medina Sánchez, y los desalmados que forman su equipo de gobierno, cojan a los dominicanos asando batatas. De parte de Danilo Medina Sánchez, y previamente acordado el guión de su farsa, y así elaborado junto con los medios de la prensa vendida, lo que buscan es que Danilo Medina Sánchez siga haciendo marrullerías y truchimanerías, encubriendo con carnada y añagaza el anzuelo que extiende, para proseguir en su desacato a la aplicación de la sentencia 168/13, mientras da tiempo; y dice entonces que, si no la aplica, de seguro se le llevará a cabo un juicio político que acarreará su destitución; en tanto, que nadie se equivoque, está corriendo el riesgo de que del seno de las FF.AA. dominicanas se rebele un movimiento patriótico que lo ponga en el justo lugar que se merece, por traición a la patria y componendas con los enemigos permanentes de la nación, de la República Dominicana y de los dominicanos.

Danilo Medina Sánchez, en aras de llevar a cabo cuantas estafas entienda necesarias llevar a cabo para lograr sus torvos y retorcidos intereses, ha creado lo que hemos conocido, como su tesis de graduación de la estafa y el engaño, llamada su filosofía del camello, la cual, como se recordará, expuso inicialmente al momento de su discurso de aceptación de la candidatura en las elecciones de 2012. Según esa filosofía, de crápulas y del bajo mudo, las estafas son necesarias y buenas, por cuando son fuentes de obtención de dinero y riquezas.

La misma la desarrolla partiendo de un especulador comerciante que, en este caso, es él mismo en persona, que en una feria o mercado, ofrece con tanto ahínco, que quien lo oye lo confunde con una sincera convicción, que hace descartar el objetivo real, que es el engaño y, en consecuencia, la estafa: “¡Compre este camello que es un prodigio único; canta, cocina, baila, limpia la casa y hasta toca el piano, cómprelo, cómprelo!” Todo esto con tal ahínco que nos recuerda a los estafadores que divulgan lo de la religión protestante que ofrece el dejar de sufrir: “¡Deje de sufrir, deje de sufrir, vengan al señor y tráiganle todos sus bienes para hacerlo salvo!”.

Después de encontrar a un pendejo, el comerciante especulador vende su camello, y el comprador, rápidamente trata de aprovechar las virtudes por las que compró el dromedario y, tan pronto lo intenta, entra en cuenta de que fue vilmente estafado. Y regresa donde Danilo, o el comerciante especulador de la estafa, y reclama la devuelta de su dinero, diciéndole que el camello ni cocina, ni canta, ni baila, ni limpia la casa y mucho menos sabe tocar el piano; a lo que, sin inmutarse, el especulador curtido en las estafas, le pregunta: “¿Pero tu lo que quieres es vender el camello y obtener tu dinero?” Y a seguidas le agrega: “si quieres obtener así tu dinero, pues no desacredites al camello diciendo que no cocina, no friega, no canta ni baila, debes decir todo lo contrario”.

Y esto es lo que está llevando a cabo, con su acto histriónico, esto es, de comediante, en cuanto a la defensa de la soberanía dominicana, la sentencia 168/13, y los derechos humanos de los haitianos, pero no de los dominicanos. Esas palabrejas pronunciadas mecánicamente, como una cajita hueca de resonancia, en el Celac, significan exactamente el engaño del camello de Danilo Medina Sánchez.

Este está en el lado contrapuesto de la nación, de la República y contra la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional.

Y todo ello queda palpable con su insólito decreto, que simboliza bajarse los pantalones para que Martelly y sus crápulas de los haitianos lo sodomicen; y consiste en la prohibición de las deportaciones de haitianos, intrusos e ilegales, que a cada momento son más.

La cuestión va rumbo a que sea la población civil quien salga a las calles, barrios, parajes y campos a recoger haitianos. Si eso es detrás de lo que anda Danilo Medina Sánchez, es casi seguro que en cualquier momento, lo logre y quede satisfecho.

Mientras tanto, es tiempo de esperar que el Tribunal Constitucional conozca de la instancia de inconstitucionalidad, depositada por iniciativa de abogados dominicanos, reclamando se declare inconstitucional, por ser lesivo a la soberanía nacional y a la autodeterminación del pueblo, dicho absurdo decreto que, cobarde y capituladoramente, ha dispuesto, en perjuicio del país, Danilo Medina Sánchez; y que está siendo demandado sea derogado, por medio de una instancia en inconstitucionalidad, la cual cursa en el Tribunal Constitucional de la República, que será el que tendrá, como bien lo consigna la actual Constitución, la última palabra, respecto a si se mantienen suspendidas o no, las deportaciones necesarias de los haitianos y extranjeros indeseables, por cuanto atentan y violan la soberana legalidad e institucionalidad de la República Dominicana.

Todo el mundo sabe que esos culones y holgazanes heliogábalos, dados a la gula, los vicios y la concupiscencia, del Caricom y de Trinidad Tobago, como los  otros, no son más que marionetas de los chavistas y el Noriega-Maburro Maduro, detrás del cual gobiernan los burócratas militares que hacen de varones militares del trasiego de estupefacientes, de Colombia y Ecuador, hacia El Caribe-República Dominicana-Haití, y de aquí, a Europa y los EE.UU.

Los cubanos y los tiránicos ancianos, con su gerontocracia, basada en su inveterada ideología, que nada tiene que ver con el marxismo-leninismo, que, como doctrina del materialismo dialéctico e histórico, refleja los movimientos y leyes progresivos de la sociedad, la historia y la naturaleza, con vistas a la perfección y a la preservación de la especie humana y del planeta; por lo que es, por principio, totalmente incompatible con las aberraciones que depravan y hacen peligrar la preservación y continuidad de la especie humana. De ahí la incompatibilidad del marxismo-leninismo con las depravaciones y aberraciones, como el lesbianismo y la homosexualidad.

Y los cubanos son un escarnio, con su gobierno, que es un fomentador de esas aberraciones, como de la violentación de la soberanía y la autodeterminación de pueblos y Estados vecinos; lo cual hacen por distorsiones y arrogantes desviaciones, que emanan de su oportunismo y revisionismo, que los ha puesto al desnudo como reales fascistas, cuyos principios e ideología no son otros que el social-nacionalismo mussolinista; y con su complejo de imperio regional, igual a como hicieron los Toussaint, Dessalines, Cristóbal y todos los cabecillas del Estado tribal mercenario de Haití; lo que, al fin y al cabo, ha terminado por hundirlos.

Es significativo, que Danilo Medina Sánchez nada dice ni en nada reprocha el chantaje y la extorsión patente de los que ha sido objeto la República Dominicana, que ha decidido poner distancia irreversible de los haitianos y de Haití, de los que hemos dicho, mientras más lejos, mejor.

Danilo Medina Sánchez no se saldrá con la suya de querer, con marrullerías y truchimanerías, engatusar a la República Dominicana y al pueblo dominicano.

Pueden estar seguros, Danilo Medina Sánchez y sus pálidos pelegatos boschistas, que persistan en su línea antinacional y anti-popular, que serán derrotados. Junto al pueblo y a la nación, los derrotaremos y los enterraremos.

 

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