ANTE EL COLAPSO DEL SISTEMA CAPITALISTA Y SU NEOLIBERALISMO

El gobierno entreguista y genuflexo del Leonel Fernández-Pálido en contubernio con la perversa Iglesia Católica instaura el Estado de Sitio previo a la dictadura que aniquile los derechos democráticos y humanos

LA LUCHA Y LA RESISTENCIA ES EL CAMINO DEL PUEBLO

 

Tras mantenerse desde el 1996, período en que definitivamente se entroniza como la línea hegemónica y preponderante el neoliberalismo y la privatización sobre el Estado y los horizontes de éste respecto al país y la sociedad mediante los que se enajena a nuestra nación (igual que como ocurre en todas a las que les cae encima esta plaga) de sus recursos naturales y bienes nacionales, al mismo tiempo que a nuestras poblaciones se les niegan, cortándoseles, todo acceso y posibilidades de usufructo de los servicios sociales como educación pública y asistencia hospitalaria, que deberían ser básicamente gratuitas, de facilidades de energía eléctrica, transporte y agua potable a bajos precios, etc., lo que son otros rasgos de la peste neoliberal, junto con la falaz campaña propagandística en torno al cínico adefesio de que con este modelo neoliberal del régimen capitalista vendría aparejada la bendición del llamado Estado de Derecho, como expresión del régimen político democrático y del respeto a los derechos humanos, al tiempo que los estamentos y círculos retardatarios, representativos de las llamadas oligarquías reaccionarias o sectores de las cavernas criollas, insistían a la vez en que se desplegara, por el contrario, una sostenida política de aplicación de los viejos procedimientos del desconocimiento de las libertades públicas y aplastamiento sistemático de los derechos humanos, a la vez que incentiva que los recursos financieros o económicos del Estado estén sólo y únicamente a la entera y exclusiva disponibilidad suya, esto es, de los círculos de la caverna política u oligarquía del patio, compuesto por exportadores, banqueros, terratenientes, y a su cabeza los consorcios monopolistas imperio-capitalistas de los EE.UU. y la Unión Europea, hemos entrado de hecho y sin medias tintas a un eventual, real y objetivo Estado de Sitio que, encontrándose en sus inicios, se propone alcanzar la fase de la entronización de una dictadura policíaco-militar con el falso y engañoso rostro de un gobierno civil, que es lo que política y estatalmente le cuadra del todo, que a su vez es cocinado y servido en un guisado cuya salsa es el acompañamiento con que hablan sus apologistas y promotores muchos disparates y sandeces demagógicos que sólo buscan entretener y engañar a la población, dando o buscando tiempo así para lanzar un zarpazo final en busca de crear un ambiente de esos que aquí se conocen como la paz de los cementerios, acorde y armoniosamente estructurado con la filosofía troglodita de que la paz viene de palo y la tranquilidad viene de tranca, que fuera tan del gusto de la dictadura de Trujillo y de mucha comodidad a los clanes de la misma dictadura criminal de los Trujillo, de la Iglesia Católica-Vaticano y de los EE.UU.

El imperialismo y las salvajes oligarquías de nuestros patios coinciden, identificándose, con la Iglesia Católica-Vaticano, en que sólo la criminalidad y los asesinatos entronizados en el Poder son las bases de todo Estado autocrático, despótico y absolutista con que ellos, en conjunto, pueden gobernar.

Para estas estratagemas preparatorias a fin de alcanzar sus objetivos últimos, a los círculos y sectores del neoliberalismo, que es lo mismo que afirmar que al imperialismo de los EE.UU. y de la Unión Europea, bajo la guía espiritual y representación ideológica a nivel social de la Iglesia Católica-Vaticano y de las sectas cristianas protestantes, les cae (lo mismo que a sus abyectos y serviles lacayos del Perrodé, Pelegato y las sabandijas del corrup-Partido Reformista Social Cristiano, así como a sus cuadros de la alta oficialidad policial y castrense, además de sus servidores del Poder Judicial) como anillo al dedo, justo a su medida, un politiquero inescrupuloso, ambicioso, corrupto e hipócrita, carente de toda convicción y de cualquier compromiso histórico, social, político y vivencial que le pueda identificar con la población trabajadora o marginal, o el interés nacional, tal cual es de pies a cabeza ese personaje llamado Leonel Antonio Fernández Reyna que, apoyándose en los excrementos anti-sociales amasijados por el estancamiento histórico y represado en su entorno, en el que se cimbrea y se apoya para encabezar su cruzada, que busca consolidar el proceso de explotación y opresión con el que subyugan desde hace más de un siglo al país y al pueblo dominicanos, no reparando en los daños y sufrimientos que a éstos les vienen causando.

Para lograr imponer los objetivos que sus amos, a los que sirve, buscan, Leonel Antonio Fernández Reyna, después de haber estado fomentando y auspiciando tanto el deterioro de las condiciones de vida de la población, y consecuentemente con ese inseparable deterioro que el capitalismo acarrea para las masas y que se hace creciente al ser estimulado por los comportamientos inicuos del gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna, lo que acelera la desesperanza, junto al auge de la participación de los funcionarios suyos en toda clase de corrupción oficial, como en los cuerpos policíaco-militares bajo el mando suyo y de su gobierno, el involucramiento de dichos cuerpos, en forma directa o por complicidad, en toda suerte de delitos y crímenes. Leonel Antonio Fernández Reyna se ha coaligado, en un maridaje espurio, con los círculos de las cavernas que la Iglesia Católica y su jerarquía nunca han tenido problemas en representar ni mucho menos en canalizar sus apetencias bestiales, que les son comunes a esa Iglesia Católica y a esos círculos (oscurantismo, atraso, explotación, subyugamiento y opresión, todo en aras y alrededor del parasitismo y los privilegios onerosos e ignominiosos), y así, en el ambiente sazonado con una intensa campaña reiterativa y estridente, efectuada por los medios de la prensa amarilla, que es la voz oficial del sistema estatal y político del régimen de explotación que esclaviza y condena al pueblo a sufrir todo este cuadro de miseria y pobreza extrema e insoportable, bajo el falso alegato de poner en ejecución un vasto programa de control de la delincuencia en auge, instaura Leonel Antonio Fernández Reyna un eventual, o sea, de hecho, Estado de Sitio, llamado hipócritamente medidas de control de la delincuencia, que ellos mismos auspician, creándola y manejándola, según sus propias conveniencias.

Previamente, la Iglesia Católica, desde su Episcopado, que encabeza el personaje ese que se llama Benito de la Rosa Carpio, alias el Obispo de Santiago, pero que hasta hace poco lo fuera de la Diócesis de La Altagracia en Higüey -¡Oh, delincuencia y tu auge desenfrenado!- donde ocurrieran en cadena y durante toda su gestión, a la cabeza, como príncipe local de la susodicha subdivisión territorial de la Iglesia Católica, la violación de más de 200 niños y niñas desde 5 hasta 12 años de edad, su prostitución y bestialización; además de la quema de la cárcel donde se encontraba la mayoría de los chivos expiatorios del caso, muriendo junto o dentro de los 160 presos calcinados, y los que no murieron quedando aterrorizados y muertos misteriosamente, como ocurrió con el caso de la haitiana Jenisia Mousen, o evidentemente por descuido criminal y deliberado, como sucedió con el cura González Radial, quien había declarado su disposición a confesar toda la verdad de los hechos para poner fin al vía crucis con que lo estaban matando, esto por un lado, y por el otro, el Arzobispado, con Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, quien el 21 de agosto del 2004 proclamara en San Juan de la Maguana, en charla ofrecida en el Ayuntamiento de dicha comunidad sureña, que en el país lo que procedía era la instauración de una dictadura y admitir que la democracia había fracasado, pero que ya desde el 1996 venía imponiendo la vigencia extralegal e inconstitucionalmente de la pena de muerte y la ocurrencia, a manos de los escuadrones de la muerte, de ejecuciones y fusilamientos sumarios de ciudadanos acusados de ser delincuentes y de haber provocado lo que llamaban los mismos otros asesinos del cuerpo del orden “intercambios de disparos”, insistían Episcopado y Arzobispado que se requería la instauración de un Estado de Sitio, y el día antes de anunciar Leonel Antonio Fernández Reyna su entrada en vigencia, el marrano monseñor, el empresario y estafador de Jesucristo, su dios y del Papa, Agripino Núñez Collado, declaraba la justificación de las medidas de este Estado de Sitio y que las libertades públicas habían sucumbido de golpe y porrazo ante el estado de violencia económico-social y el consiguiente auge de la delincuencia individual, todo lo que da a entender que de lo que se trata es de que Leonel Antonio Fernández Reyna está en encabezar la dictadura anti-democrática y contraria al Estado de Derecho y a las libertades democráticas, en desconocer todos los derechos constitucionales e individuales que la Constitución establece para los ciudadanos y la sociedad.

Patrullas mixtas de militares y policías, junto a la Dirección Nacional de Control de Drogas (puesto que se ha erigido al narcotráfico en causante de la ola de delincuencia, y todo sólo para complacer, coincidiendo, haciéndole coro a la coartada cocinada por los centros de mando del imperialismo, particularmente el de los Estados Unidos, para intentar dárselas de moralistas, cuando el ejemplo del carnicero genocida, su Presidente, George W. Bush, es suficiente para que, con la conducta personal de semejante vicioso entronizado en su Casa Blanca, símbolo de su Poder imperial, se vea rodar por el suelo su campaña vuelta añicos), circularan e implementaran registros y redadas a cualquier hora del día y en cualquier lugar, apresaran transeúntes que se les ocurra resulten, a sus ojos y caprichos, como sospechosos, que transiten con faltas en documentos civiles como licencia, seguro o matrícula, etc., todo lo que no amerita cárcel ni secuestro ni pérdida de libertad por parte del ciudadano, conforme a las leyes vigentes.

Con eso sólo se hace palpable que así como los derechos humanos son víctimas por atropello a los ciudadanos, son blancos a la vez, y por esa vía, de humillaciones envilecedoras y denigrantes, que para gentes criadas en medio de conglomerados ahogados en las actividades más denigrantes, o con padre y madre protagonistas de las más diversas degradaciones y promiscuidades inmorales o amorales, ya sea aquí, en los ghettos de la zona de tolerancia, como lo fuera desde su creación Villa Juana, o que hayan recreado esas malas vidas desde los barrios de Manhattan, arrastrando el fardo y los fantasmas de su procedencia como hijos de criminales e ilotas, para ellos, todo eso no es nada, sino lo más normal, común y corriente, pero no ocurre lo mismo en los que han dedicado su vida comprometiéndola con la brega por una sociedad de hombres libres que aspiran a ser gobernados por procedimientos civilizados y decentes; todas aquellas humillaciones de que hoy se hace objeto a la ciudadanía por medio de las medidas del presente Estado de Sitio, impuesto e iniciado por Leonel Antonio Fernández Reyna, son sencillamente motivo de indignación y generan un reactivamiento de todos los mecanismos de lucha democráticos y populares por los derechos conculcados y en franca vía de perecer.

En tiempos anteriores al Estado de Sitio éste inaugurado el día martes 25 de julio, se decía y hablaba de una manera coherente (lo que indicaba que se trataba de una campaña dirigida y debidamente orquestada con un centro de mando), de que se trataba de actos de delincuencia individuales y se hablaba de la educación y del rehabilitamiento de los valores familiares como remedios curativos del mal. Así era el telelé que aparecía en todos los medios de la prensa amarilla y se difundía. Pero si se leen las formulaciones desde el día en que el jesuita Padre Cela las hiciera, y culminando con las del marrano monseñor Agripino Núñez Collado, un desalmado malhechor y depredador del Estado con licencia divina para la impunidad, el domingo 23 de julio, que aparecen en la primera página del periódico amarillo del Opus Dei del clan Corripio, “Hoy”, vemos que de lo que se trata es de enfrentar, echando al zafacón, las libertades democráticas y los derechos constitucionales y legales; es la violencia proveniente -léase bien-, causada, por la crisis económico-social que envuelve al país y a la sociedad, lo que no siendo ocurrencias de carácter momentáneo, lógico resulta entender que las medidas de emergencia impuestas componen y conforman un estado de cosas a manejarse en forma dictatorial y permanente, o sea, sin más miramientos ni fuerza que no sea la proveniente de los mecanismos represivos y coercitivos de carácter estatal, o sea, que la situación creada busca ser prolongada hasta darle carácter permanente. ¿Y qué es entonces, todo lo dispuesto por Leonel Antonio Fernández Reyna con la toma policíaco-militar de las calles, si no la instauración actual de la dictadura que proclamara el sujeto despreciable ese llamado Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, alias el Cardenal, en San Juan de la Maguana el 21 de agosto del 2004, para sustituir a la democracia, consagrada por el mismo personaje, ese mismo día 21 de agosto del 2004, como fracasada?

Ya sabíamos de antemano, conforme a las enseñanzas resultado de experiencias sintetizadas y resumidas como leyes del materialismo histórico y del quehacer práctico cotidiano, que los grupos de clases y estamentos explotadores y opresores, vividores parasitariamente a costa del pueblo, por medio del sistema estatal y de gobierno imperante, recurrirían a la fuerza para buscar preservar los privilegios infames de que gozan y en los que basan su supuesta importancia y prestancia político-social, a pesar de su naturaleza intrínseca e invariablemente absurda de parásitos y focos permanentes de oscurantismo supersticioso que retrancan la ciencia y la cultura, y por lo tanto la libertad y el proceso económico-social.

Al capitalismo en los siglos XVIII y XIX, cuando predominaba la libre competencia entre productores independientes, le correspondió la democracia política, pero al finalizar el siglo XIX y empezar el XX, con la entrada del capitalismo a su etapa imperialista, con el predominio de los monopolios que toman en sus manos el control y la dirección absolutos del Estado, la democracia política es sustituida por el fascismo bajo el capitalismo monopolista.

Inevitablemente se crea el recrudecimiento de la represión y los crímenes de Estado, como irradia por el mundo el imperialismo de Estados Unidos y de la Unión Europea, lo que es un traje a la medida a la salvaje naturaleza esclavizante, vividora, parasitaria y anti-humana de las supersticiones del cristianismo y su Iglesia Católica-Vaticanista, de la que no pueden escapar las sectas evangélicas y protestantes.

Pero es una ley misma del materialismo histórico que, reiteramos, es la síntesis tanto de todas las experiencias adquiridas como su acervo de enseñanzas y conocimientos por la humanidad, elaborada dicha síntesis por el marxismo-leninismo-pensamiento mao tse tung, la que augura que de aquellos aprestos dictatoriales no se desprende otra cosa que la garantía de que, cuando los enemigos y verdugos internos del pueblo y los países subyugados, como lo es la República Dominicana, se aprestan a la dictadura para garantizar la permanencia de los procedimientos de explotación y opresión, la resistencia de los explotados y oprimidos, que son los que constituyen el pueblo, es inevitable, es algo seguro, como que el sol es la fuente permanente y única de la vida aquí en la Tierra.

Y Mao Tse Tung afirma así:

“El marxismo consta de millares de verdades, pero a fin de cuentas, todas se resumen en una sola frase: “La rebelión se justifica”. Durante milenios se había dicho que la opresión y la explotación tenían razón y que la rebelión no se justificaba. Con el surgimiento del marxismo se invirtió este viejo criterio. Ello constituye una gran contribución. El proletariado adquirió esta verdad a través de la lucha, y Marx sacó la conclusión. Conforme a esta verdad, se opone resistencia, se lucha, se brega contra la opresión, contra la explotación y finalmente por el socialismo”. (Discurso en el mitin de celebración del 60º aniversario del nacimiento del Mariscal José Visarianovich Stalin, Generalísimo y gloria internacional del proletariado y del socialismo, realizado por todos los círculos de Yenán el 21 de diciembre de 1939, en medio de la agresión imperialista japonesa y la resistencia del pueblo chino encabezado por el proletariado, el Partido Comunista y Mao Tse Tung).

Momentáneamente, los reaccionarios y verdugos del pueblo empezarán siguiendo con sus falsas creencias de que son invulnerables y que nada ni nadie podrá impedirles efectuar sus planes, que no son otros que el reforzamiento descomunal y por tiempo indefinido de los peores mecanismos e instrumentos de la explotación y miseria y pobreza de la gente. Pero eso sólo y únicamente puede tener un carácter transitorio, y visto en un plazo de semanas o meses, de un año, dos o tres, no importa, será fugaz y pasajero, sólo será suficiente que la población, ante la represión desatada por sus verdugos, se una y luche en todos los terrenos y bajo todas las formas.

Ya las gentes, en apenas una semana o dos, empezarán a sacudirse y a entender que el gobierno de Leonel Antonio Fernández Reyna y sus amos han recurrido a la dictadura como un medio de negarles sus derechos a la comida, a la salud, al trabajo, a la libertad y al bienestar económico-social.

Como no pudo ocultar, al momento de hacerse públicas las medidas del Estado de Sitio para la dictadura, el marrano y despreciable monseñor, el procedimiento es bien sencillo: Negarle y arrancarle al pueblo los derechos alcanzados y las libertades adquiridas en buena lid en los últimos 45 años desde la caída de la dictadura de Trujillo hasta la fecha. Conquistas y logros alcanzados por el pueblo mientras los amos de Leonel Antonio Fernández Reyna y la Iglesia Católica-Vaticano se dedicaban a cometer crímenes y a almacenar las riquezas que hoy exhiben inescrupulosamente como los trofeos de sus actividades de reaccionarios y usurpadores de los bienes nacionales.

Y para ello, esto es, para lograr sus fines, 3 mil militares de las FF.AA. a las calles, sumados a otros tantos policías y agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), a actuar con prepotencia, abusiva y atropelladoramente, contra los ciudadanos.

No sólo que la función y la naturaleza misma de los guardias es bien diferente a las de la Policía Nacional y de los miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), cosa que ni los mandos militares más comprometidos con el actual gobierno pueden desconocer sin correr el riesgo de terribles consecuencias, como es la desnaturalización de los institutos castrenses y las distintas ramas militares como Ejército, Marina y Aviación. La primera consecuencia negativa que les acecha es su inminente disolución, lo que no deja de ser un objetivo secreto y encubierto de los actuales propiciadores de la dictadura, ya que es conocido que en gran medida pesa en su seno el siniestro interés en la desarticulación de la nación ante el inminente peligro de la fusión con Haití.

No. Es que, además, y por sobre todo, esa situación no pueden pretender sus auspiciadores mantenerla prolongada ni indefinidamente; por lo que es algo inevitable que en un tiempo próximo se tenga que recoger este terrible patrullaje que está ultrajando por doquier a la ciudadanía. De ahí que la pretensión de, mediante tan mecánico, burdo y vulgar procedimiento tener bajo control al crecimiento de la delincuencia, no pudiendo mantenerse por siempre, lo que vendría a suceder tras o después de que se agote el presente recurso represivo éste, es algo que se cae de la mata, y no será otra cosa que volver a la crisis política, una vez que, inevitablemente, se habrá recrudecido y ensanchado la crisis económica y social, y la violencia por tales motivos se manifestará y expresará con gran intensidad, cuyo grado nada ni nadie puede predecir con toda exactitud.

Es muy probable que el actual Estado de Sitio sólo contribuya a meterle más presión y aire caliente al globo o a la caldera, sin tomar en cuenta que ésta está próxima a explotar.

Represadas las aguas sin garantías, sólo augura la producción de avalanchas devastadoras.

No por casualidad todos los reaccionarios y rufianes, como por ejemplo el llamado José Miguel Soto (o Trujillo) Jiménez, quien fuera el Secretario archi-corrupto y vil de las FF.AA. durante la entronización del desgraciado gobierno del delincuente e impensante Rafael Hipólito Mejía, se identificara con el Estado de Sitio impuesto por el gobierno, pero cabe resaltar que Soto (o Trujillo) Jiménez, pretende justificarse en que durante el gobierno del truhán Rafael Hipólito Mejía, él aplicaba esas medidas de Estado de Sitio con carácter preventivo, igual a como Bush y sus hienas sedientas de sangre efectúan guerras de exterminio y saqueo con carácter preventivo.

Del mismo modo, hay que resaltar que durante el curso de la campaña destinada a la creación de la histeria en torno al supuesto desbordamiento de actos delictivos, que, insistimos, son tanto el fruto del colapso y bancarrota del sistema y su modelo neoliberal como de que la Iglesia Católica y los cuerpos castrenses y policiales, en acuerdo con el gobierno y el mismo Leonel Antonio Fernández Reyna, organizan y coordinan las actividades delictivas, por lo menos, si no en la mayoría de los casos, en los más escandalosos actos delictivos acaecidos.

Y no deja de ser notorio que los más reconocidos confidentes y activistas de los cuerpos para-policiales y paramilitares, donde llegan y encuentran dos o tres gentes, de inmediato sueltan la bola: “¡Me atracaron!”, como hacían Radhamés Gómez Pepín y Cuchito Alvarez Pina (Dugan), que todos los días, supuestamente, los empleados bajo sus direcciones eran atracados y hasta llevan contabilizadas las veces que esos personajes han sido víctimas de las acciones desaprensivas de los delincuentes, y da la sensación como si los delincuentes que operan en el país andan en busca más de figureo, a través de sus acciones sobre personajes de los medios desinformativos o de la prensa amarilla, que en busca de dinero y prendas preciosas.

Como fue el caso de este domingo último del mes de julio -día del supuesto padre- en que uno de aquellos personajes, reconocido por sus vínculos con los cuerpos informativos DNI, de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y la Policía Nacional, que llega a una emisora y suelta: “Me acaban de atracar en el carro que venía”, pero ni siquiera cuidándose de guardar las apariencias, por lo que uno de los que se encuentra en el lugar en que el pico-chato suelta su bola le pregunta: “¿y cómo fue que te dejaron el reloj y no se lo llevaron?”, a lo que, desconcertado, sólo acertó a responder: “No, es que yo tengo tres relojes. Pero hay que desarmar a la población, hay demasiadas armas entre la gente”.

Esto último es otra de las invenciones cocinada por los creadores del Estado de Sitio. Pues, precisamente, lo que hace falta es que la población se arme. Armas en manos de la población civil es lo que falta precisamente.

Lo de la sobreabundancia de armas en manos de la población es otro ardid de parte de los reaccionarios y del mismo gobierno, azuzado y en componenda con los jerarcas de la Iglesia Católica, que gustan de sus víctimas indefensas, igual a como George W. Bush y los genocidas israelitas reclaman el desarme tanto del Hezbolá en el Líbano, como de la resistencia patriótica en Irak y Palestina, a la que llaman, despectiva o engañosamente, insurgentes.

 

Volver a la Página Principal