El Juez “vitalicio” Luciano Pichardo se desnuda en su condición de lacayo titulado y mercenario del imperialismo, la oligarquía del patio y su cabeza la parasitaria la Iglesia Católica al contraponerse a la Asamblea Constituyente

 

El auto-reconocimiento, a modo de autoconfesión, de su condición de lacayo titulado y redomado de la reacción y del imperialismo, así como parte de lo que es el adefesio oligarquía del patio, cuya cabeza es la parasitaria Iglesia Católica-Vaticano, es lo más importante de lo que encierra el revelador artículo que hace poco diera a la luz pública el juez vitalicio, Luciano Pichardo, o sea, juez mientras esté vivo, igual que los demás que detentan esa posición ilegítima, inconstitucional y amoralmente, esto es, al margen de todo principio del derecho y de la democracia, que resulta incompatible con la existencia de funcionarios componentes de los órganos máximos de un Poder del Estado que no sean electos ni sean el fruto directo del poder del sufragio universal y electoral, y que, en consecuencia, además de la afrenta de lo vitalicio, que no es compatible bajo ningún concepto con la democracia (cuyo significado sigue siendo el poder del pueblo y para el pueblo), carga encima el baldón, como gracia y rasgo pintoresco, de que éste (el pueblo), que es la fuente y sostén de la democracia (aunque todos, empezando por el gitano usurpador Subero Isa, se dicen auténticos defensores de la democracia), tampoco los ha designado ni directa ni indirectamente, mediante el voto en las urnas.

Pero sintiéndose, en efecto, identificado en sí mismo, como que lo menos que le importa es en realidad si su comportamiento y función se corresponde con la democracia y sus principios (que se circunscriben a la autodeterminación y libre determinación soberana de las masas de la población), igual que la casi totalidad de la Suprema Corte de Justicia, que se archi-conoce como incondicional del imperialismo, los consorcios monopolistas, la Iglesia Católica, la impunidad y la discriminación de la igualdad de todos ante la ley y que ésta ha de ser igual para todos, y de lo que, con descaro e insolencia, ellos se burlan y gozan de lo lindo, Luciano Pichardo, sin reparar en sus jactancias (equivalentes a la nociva práctica de escupir para arriba mientras hacen gala de lo de, a dios rogando y con el mazo dando), como todo buen cristiano, arremete contra la propuesta política de que se acoja e institucionalice la figura de la Asamblea Constituyente, al mismo tiempo que se declara partidario sólo y hasta la Asamblea Revisora, lo que no deja ahí, sino que lo hace extensivo y se desparrama en forma artera, aunque con eufemismos e hipócritamente, como todo abogaducho de mala muerte al servicio, como apologista y mercenario miserable, de las peores y más viles causas, como son los intereses del actual sistema neoliberal, continuación del trujillismo-balaguerista; y en ese trayecto, en su discurso, expresa taimadamente que la Constituyente es un peligro para el sistema y modelo actuales, una vez que, ipso facto, se le asocia a cambios de fondo, o sea, radicales, por no estar sujeta a condiciones (esto es, que, inevitablemente, sin que haya manera de controlarla, resulta soberana) y -sin llegar a expresarlo directamente, pues para tales especimenes, como éste, Luciano Pichardo, el eufemismo y las técnicas de apuntar a la morera para disparar hacia la acacia son una constante, como los gatos que no le miran el rostro a quienes les dan de comer- dejó dicho que por medio de la misma entra en juego la autodeterminación del pueblo-país que, reconoce (siempre en su estilo insinuante) se ha tornado incompatible con el subyugamiento imperialista neoliberal y clerical, como de la oligarquía usurpadora, que marcan el estado de cosas vigente en la actualidad.

Así, sin poder dar vueltas y rodeos, ese sujeto, Luciano Pichardo, se dispara concluyendo y pasando rápido la página, que la Constituyente puede arrojar resultados imprevisibles y no deseados. En resumen, la opinión política de Luciano Pichardo, Vicepresidente aspirante a Presidente de la Suprema Corte de Justicia y eterno conspirador para el destutanamiento del gitano y mafioso Jorge Subero Isa que, por su espíritu de sultán y de califa, no pocos ven como un maldito usurpador que ha seguido imponiendo a la Suprema Corte el predominio de lo peor, lo que la convierte en una de las más malditas instituciones dentro de este reinado de la infamia imperante, es que: ¡Constituyente No!, por no poderla manejar de antemano ni por el dedo; ¡Constituyente No!, porque por medio de ella se abre la posibilidad de que la autodeterminación popular imponga el ejercicio de la soberanía, maniatada actualmente; ¡Constituyente No!, porque eso huele a ideas levantiscas y a “cambios revolucionarios”, lo cual a su juicio es un desfase histórico, a pesar de que en toda América Latina y en el seno del pueblo dominicano late el sentimiento de que por ese camino es que debemos transitar; ¡Constituyente No!, puesto que ésta sería soberana y de poder ilimitado, sin condiciones, lo cual no es potable para los verdugos del pueblo y del país, que son los monopolios imperio-capitalistas de los EE.UU. y de la Unión Europea, con su aliado incondicional para explotar y exprimir, que es la Iglesia Católica-Vaticano, mentora y principal vividora parasitaria que encabeza nuestra recalcitrante oligarquía reaccionaria.

Por la otra cara de la misma moneda, Luciano Pichardo escribe ¡Asamblea Revisora Sí!, porque no puede salirse de determinados temas específicamente enumerados de antemano, y que, por lo tanto, no será absolutamente soberana, igual que ahora que se dice: La Constituyente no es posible, puesto que no es una figura que está en la Constitución, y debemos sujetarnos estrictamente a los límites de ésta.

Asamblea Revisora Sí!, porque nosotros, los reaccionarios, somos los que dictamos las reglas del juego y la pelota sigue en nuestras manos, somos los dueños de los bates, de los guantes, y los propietarios del terreno de juego. Somos, pues, ley, batuta y Constitución.

Y conciente de que, por estas mismas razones fue que el perverso Nicolás de Jesús -Hildebrando Borgia- López Rodríguez, asesorado por los tiburones del Opus Dei que manejan a la Iglesia Católica, concurrió a donde el irresponsable y ruin Leonel Antonio Fernández Reyna para que nombrara una comisión, encabezada por la Iglesia Católica y sus miserables mercenarios, más unos que otros charlatanes vendidos, como Luis Gómez Pérez, para que elaborara un Proyecto de Reforma Constitucional (¡y qué proyecto, señores!), Luciano Pichardo, que es representante directo de los gángsteres oligárquicos del Listín Diario, de los del llamado Diario Libre (que es una alianza del Opus Dei, el gángster Pellerano Peña, estafador de Bancrédito, del mafioso Aníbal de Castro y otros segmentos del capital usurero bancario), de los intereses estafadores delictivos del llamado Ramón Buenaventura Báez Figueroa (que se robó a Baninter y estafó al país, a ahorrantes y depositantes, por más de 70 mil millones de pesos, o sea, por 2 mil y tantos millones de dólares), como los de los más espurios sectores del Perrodé y Pepegato, como son los de Salvador Jorge Blanco y su clan familiar reaccionario, etc., que sólo aceptarían una Asamblea Revisora, como un portero con una cerca bien delimitada y segura, donde los cuadrúpedos lacayos concurran a pastar sin riesgo alguno para el estado de cosas imperante.

Dando por descontado que en la actual situación de atrapado sin salida y de acomodamiento general en que se encuentra el boschista (y, por lo tanto, intrínseco e innato social-traidor) Leonel Antonio Fernández Reyna, no tendría mayores inconvenientes en avenirse a que cantó como gallo al decir que daría inicio a una “verdadera revolución democrática”, ya que en realidad sus deseos intrínsecos eran poner un huevo como gallina, puesto que lo suyo es cacarear como gallina y no cantar como gallo.

Y así, no tiene reparos Luciano Pichardo en proseguir emitiendo sus opiniones políticas, sin importarle que la Suprema Corte de Justicia se dice apolítica, como tampoco le importa al funesto Jorge Subero Isa para opinar como un lacayo genuflexo anti-nacional al afirmar que él es la garantía de los intereses de los monopolios en el país y que el concepto de nación es obsoleto, lo cual es en extremo peligroso para un sujeto que no es dominicano por jus sanguinis, sino más bien hijo de bastardos emigrantes de oscuras raíces árabe-libanesas, lo cual da demasiado qué pensar, para arribar, Luciano Pichardo, a la conclusión, de claro matiz político, de: Asamblea Revisora o ilegitimidad constitucional para la Reforma Constitucional que se ventila.

Y para coronar el reaccionarismo contenido en la incursión política del Vicepresidente de la Suprema vitalicia y de hecho golpista y usurpadora, véase quiénes, en forma eufórica, se lanzan en respaldo de lo dicho y sustentado por Luciano Pichardo, nada más y nada menos que el recalcitrante reaccionario de las cavernas, Vincho Castillo y Juan Miguel Castillo Pantaleón, cual de los dos más enemigos del pueblo y de la autodeterminación, como de todos los derechos democráticos de la población.

Aunque Luciano Pichardo era aborrecido por Vincho Castillo y por el mismo Juan Miguel Castillo Pantaleón, ahora son fans de Luciano Pichardo, de quien Vincho Castillo decía directamente e insinuaba que era un consigliori de la mafia y del narcotráfico, de lo que siempre acusaba al grupo de Salvador Jorge Blanco y de Hatuey Decamps. Pero es indudable que dios los crea y el diablo los junta.

 

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