Leonel Fernández y su viaje a haití para servir de "condón" a los intereses imperialistas y buscar jugosos negocios para engrosar su fortuna personal

 

Lo primero primero es que Leonel Antonio Fernández Reyna carece tanto de condiciones como de capacidad y sentido común para ser Presidente del país. El panorama no puede ser más deprimente.

Lo de su viaje a Haití sólo tendría una lógica explicación, que se trata de uno de sus viajes de negocios personales para los que usa la investidura presidencial, como acontece, según se aprecia, de su otro viaje que junto a ese efectúa hacia México.

Ya hemos explicado que un Presidente electo democráticamente no puede gastarse el lujo de ir a revolcarse como amante con los representantes de un espurio régimen de facto, ilegal e ilegítimo, que sólo está ahí por la presencia de tropas intervencionistas de la ONU y la OEA, actuando como condón, igual que siempre, para los fines del interés imperialista.

Pero lo que luce es que, precisamente, lo de la democracia, es sólo un condón para Leonel Fernández, igual como lo es para George W. Bush, para saquear y asesinar pueblos sin más ley ni límite que la ambición depredadora de los consorcios monopolistas internacionales sustentadores del capital financiero mundial, que es la base del imperialismo y la recolonización actuales.

Es como negocio para su persona y patrimonio personal que Leonel Antonio Fernández Reyna está comprometido con los planes de fusión con Haití, y por lo cual se muestra abiertamente proclive a hacerle el juego a todos los desmanes de los haitianos y agentes internacionales, como el cura Christopher Hartley, que ha estado creando una zona de refugiados y otra zona de la nación haitiana, como enclave de Haití, en Los Llanos, municipio de San Pedro de Macorís.

Dañino Medina -el gángster Murmullo- que es en el terreno político, a diferencia de los Diandino, los Domingo Tavarez y otros tanto de la intimidad del presidente Leonel Antonio Fernández Reyna, el puerco amarrado en el tronco de la mata de mango, que se espera se coma el fruto de ese árbol cuando el mismo gotee, dijo estar de acuerdo, compartir y apoyar el despojo de las viviendas para damnificados del ciclón George en el municipio de Haití -perdón- de Los Llanos en San Pedro de Macorís, para entregárselas a los haitianos.

Es el Secretario de las FF.AA., quien luce más como de la otra banda que un militar comprometido con la defensa de la soberanía nacional y la dignidad de los órganos básicos del Estado, de los cuales ostenta el cargo de Secretario, quien se ha prestado a secundar la patraña de extranjeros uniformados militarmente y portando el armamento correspondiente a esta actividad, que hacen de protectores y guardaespaldas de Christopher Hartley Sartorio en Los Llanos.

Ese supuesto Secretario de las tropas de los militares dominicanos, o de los títeres militares dominicanos, asunto que nos resulta un poco difícil explicar, pues el Secretario éste, con su indefinición en lo personal más la del mismo presidente Leonel Antonio Fernández Reyna, del que su oblicuidad es por todo el mundo reconocida, parece que lo ha contaminado todo, y al parecer predomina el espíritu abyecto y vil de la capitulación y claudicación ante la arrogancia del intruso extranjero que no oculta que su derecho a vivir lo quiere imponer aquí, y no en Haití, donde pertenece. Así lo dijo uno de éstos que escribió una pancarta que decía: “Tengo derecho a BIBIR”.

La repulsa en Haití por parte de la población haitiana, el odio desplegado por ésta contra los dominicanos, hecho patente en forma harto evidente, se volcó en contra de la presencia del lacayo presidente Leonel Antonio Fernández Reyna.

No hay duda de que a éste se le preparó una lección que nunca podrá olvidar cuando las turbas y hordas haitianas incendiaban neumáticos frente al Palacio Nacional de Haití, haciendo hogueras con cánticos alusivos al canibalismo que políticamente se ha popularizado con el famoso collar formado por un neumático prendido en fuego, y la concurrencia con un potecito de sal y vinagre en espera de la carne asada.

Poco le faltó a esas hordas para llegar hasta el desaprensivo Leonel Antonio Fernández Reyna, que sin reparar ni prever consecuencias ulteriores y dándole riendas sueltas a la cobardía y al lacayismo, imprudentemente concurre a Haití, para brindar un deplorable y lastimero episodio que enloda la imagen y el buen nombre de la República Dominicana.

Ya habíamos advertido, además, que el llamado José Serrulle, nombrado como Embajador dominicano en Haití, no es más que un vulgar y vil canalla, mercenario y miserable que, igual que otros tantos infiltrados en la izquierda revolucionaria del pasado, hoy son agentes convictos y confesos de la recolonización y la destrucción de la República Dominicana.

Este Serrulle no cabe duda que actuó como todo, menos un Embajador representativo de los intereses dominicanos, pues debió advertir al presidente Leonel Antonio Fernández Reyna de lo imprudente y provocadora que era esa desgraciada visita, que tanto habían esperado los haitianos, y los que ya venían preparando como un acto sublime de cobardía y pusilanimidad de un Presidente dominicano que concurría, huérfano de dignidad, a arrodillárseles y a pedirles perdón. Es en este asqueroso contexto que hay que inscribir las sucias y espurias declaraciones del aberrado politiquero de la piara del haitiano José Francisco Peña Gómez, Anacaona Decamps, de que los dominicanos debían salirle huyendo a los haitianos, e ir a implorar a las autoridades de Leonel Antonio Fernández Reyna para que lleguen a acuerdos con los haitianos que masivamente nos invaden y saquean.

La población dominicana tiene que sacar las lecciones pertinentes de este asunto, y decidirse por darle definitivamente las espaldas, y acompañar esto con el más rotundo rechazo, a los partidos y a los políticos y gobernantes, como son el Pálido-pelegato, el señor Leonel Antonio Fernández Reyna y cada uno de sus fantoches funcionarios.

 

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