Un
sólo
Padre de la
Patria Los
dominicanos deben haberse dado cuenta de que el hecho de que se diga que
hay tres y no un solo Padre de la Patria es ya de por sí harto sospechoso
y hace que en torno al asunto de la fundación de la República Dominicana
haya algo muy hediondo y pestilente de por medio. Así,
la República Dominicana constituye un caso único en el mundo. Un pequeñísimo
país del que se dice que tiene tres padres. Si se tratara de un ser
humano, para despejar dudas y poner las cosas en su lugar, se haría una
prueba de sangre en el área de la estructura genética o DNA que, siendo
infalible, diría quién es el único Padre de la Patria y quiénes no lo
son en realidad. Pero
como se trata de una Patria, ésta no puede ser el producto de la
promiscuidad. Y si en verdad se le atribuyen tres padres, se está
diciendo o se está aceptando que es un engendro bastardo. Y
ciertamente la República Dominicana no es una bastarda. En
verdad hay un solo y auténtico Padre de la Patria. Y ese Padre no es, en
efecto, el llamado Juan Pablo Duarte, español nacido aquí. Mucho menos
lo es Mella, que era otro español criollo, es decir, nacido en lo que era
la colonia española. El
único y verdadero Padre de la Patria es el negro Francisco del Rosario Sánchez,
hijo de esclavos, que tenía, por su procedencia social y racial,
intereses objetivos, reales e históricos en la independencia y la
libertad, bases de la República Dominicana. Es
la oprobiosa e infame Iglesia Católica la que, por intereses bastardos,
confabulada con la oligarquía reaccionaria criolla, crea el absurdo de
los tres padres de una sola criatura llamada República Dominicana. A
Sánchez, por mezquindad y por racismo, tan propios al cristianismo, al
catolicismo y al colonialismo se le discrimina, y se le interponen en
forma artificial a Duarte y a Mella, que en realidad no tuvieron el
arrojo, la convicción ni la capacidad tanto de lucha como de sacrificio,
que tuvo el negro, a orgullo lo decimos, Francisco del Rosario Sánchez,
muerto fusilado en El Cercado cuando los anexionistas, que encabezaba
Santana y entre los que se contaba Mella, decidieron anexar el país a
España. Entonces,
en un esfuerzo, sin reparar más que en su disposición fervorosa de una
Patria libre, se lanzó Francisco del Rosario Sánchez, con un puñado de
verdaderos patriotas, negros y mulatos principalmente, a redimir la Patria
vendida. Los
hermanos Puello, José Joaquín y Gabino, lo entregaron y lo fusilaron por
órdenes de Santana. La
Iglesia Católica, que se opuso al movimiento separatista del 1844 contra
los haitianos, y que dicho sea de paso no fue un movimiento
independentista, esa Iglesia Católica que luego apoyó la anexión a España,
no podía soportar que fuera ese negro anti-español, hijo de esclavos, el
único Padre y auténtico Padre de nuestra Patria, y así tejió, como es
su costumbre, la infamia de los llamados tres Padres de la Patria. Pero
seamos honestos, reivindiquemos la verdad histórica y digamos: “¡Viva
Sánchez!”, el verdadero y único Padre de nuestra Patria.
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