Leonel Fernández-Gobierno Pálido acuerdan con el FMI cubrir la crisis sacándole el jugo al pueblo

 

Del mismo modo que resulta nada menos que insoportable e intolerable la situación de desamparo e indiferencia del Estado respecto a la población, tanto en lo que se refiere a la asistencia médica y hospitalaria, de las cuales carece y se ve por ello imposibilitada de recuperar la salud al enfermarse, así como los productos medicinales han sido encarecidos con precios inalcanzables a consecuencia del neoliberalismo, ha resultado, por otro lado, nada menos que catastrófico y nocivo lo de la privatización de la producción y distribución de energía, efectuada por los tres corrup-partidos del sistema, en particular y sobre todo por los Perrodé y Pálido, que se unificaron bajo la batuta antinacional y entreguista de Leonel Fernández-Peña Gómez durante el período 1996-2000, para pasar la cuestión de la producción y distribución de la energía eléctrica de manos del Estado a manos de los consorcios monopolistas extranjeros y los grupos capitalistas seudo dominicanos; lo que ha llevado tanto al colapso total del sistema eléctrico como a la situación de negarle a los amplios sectores populares dominicanos el derecho de disfrutar del servicio energético.

Para llevar a cabo esa usurpación y despojo de las riquezas y bienes eléctricos al país y a la población dominicana, los consorcios monopolistas extranjeros yanquis y europeos, junto con los bestiales explotadores que son los llamados capitalistas dominicanos, montaron una orquestada campaña de descrédito basada en sabotajes, mentiras y tergiversaciones de la realidad de las cosas, para crear una histeria en el seno del pueblo a favor de perjudicarse a sí mismo, tal y como se comprueba ahora, ya que con esa nefasta privatización, que es el nombre hipócrita que se le endilga al despojo y a la usurpación, por parte de los explotadores, de las riquezas y bienes nacionales, no sólo que la situación eléctrica ha hecho agua y ha zozobrado yéndose al fondo, sino que a la vez que se ha perjudicado la nación, que es todo el país, se ha terminado por excluir de golpe y porrazo y de un solo planazo a las amplias masas del disfrute de la energía eléctrica y, de hecho, ésta ha quedado como otro privilegio más a ser disfrutado por los explotadores y sus apéndices dentro de la sociedad.

El neoliberalismo y la globalización, con los que están intoxicados los corrup-partidos del sistema, las iglesias cristianas católicas y protestantes, así como la prensa amarilla de los capitalistas neoliberales, ha conllevado a que las gentes se estén viendo obligadas a comprender, superando así, parcialmente. tanto la ignorancia como la indiferencia que les han inculcado sus propios verdugos, atajos de explotadores y opresores desalmados, que el modelo del neoliberalismo y el régimen capitalista en general son partes de un sistema en que las masas populares trabajadoras son convertidas en verdaderos extraños, como si se tratara de exiliados en su propio país, al estar excluidas de raíz de toda posibilidad de acceder al disfrute de las riquezas y bienes nacionales, así como de los aportes de los avances científicos y culturales de la humanidad.

Las empresas privadas, que se han adueñado, con la complicidad de los partidos del sistema y el Congreso Nacional (que se ha reducido a la condición de un potrero de lacayos sumisos y serviles ante los designios imperio-capitalistas), al igual de que la Judicatura (que no es más que un apéndice infame de los apetitos y bajas pasiones de los consorcios monopolistas neoliberales), aquellas empresas, ya sea de la producción privada de energía eléctrica o de su comercialización, habiendo mostrado total incapacidad y absoluta ineficiencia desde cualquier ángulo que se les aborde, sólo han tenido tino para la expoliación y la especulación con la oferta más cara y de peor calidad que en materia de energía eléctrica se haya podido encontrar, hasta el punto de que la energía eléctrica del país es la más cara del mundo capitalista entero, trátese de países imperialistas o coloniales, como es el caso patético de la República Dominicana.

Las condiciones acordadas, por ejemplo, entre el gobierno actual y el FMI en lo que se refiere al área de la electricidad para dar forma al acuerdo Stand By que ha de caer como otra guillotina sobre el pescuezo de la gente, no son otras que las de obligar a que la población marginal, que ha sido excluida del servicio de energía eléctrica, sea obligada a tener que pagarle a los pulpos privados del negocio eléctrico. Esto lo ha proclamado ya en forma desfachatadamente intervencionista la actual Directora de la norteamericana Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de puesto en el país y ha sido celebrado y bien acogido por todos los círculos de la prensa amarilla antinacional y mercenaria presuntamente especializada en la materia energética.

Los Mario Méndez, Claudio Cabrera, Carmen Carvajal, etc., del clan del capital negrero español de “Hoy”, perteneciente al Opus Dei-Pepín Corripio; lo mismo que Héctor Linares y la dirección del periódico amarillo del clan mafioso de los Báez Figueroa y compañía e Iglesia Católica, “Listín Diario” y ni qué decir de los que trabajan como tales en “El Caribe”, del clan del capital parasitario Banco Popular-Opus Dei, todos celebran que se efectúe la cruzada de tierra quemada contra los infelices de las zonas más marginales para obligarlos a pagar, con otra pinta de sangre más, un servicio energético que no les llega, y que dicha embestida de explotación sea la base de la supuesta solución de la crisis energética que destruye al país por obra, única y exclusivamente, de la privatización neoliberal.

O sea, que tras haberse consagrado todos como los responsables de haber lanzado al país y al pueblo por este desfiladero de acentuación e intensificación del hambre, la miseria, la pobreza y el sufrimiento hasta niveles inauditos, ahora, como solución final, han pactado con el FMI darle el tiro de gracia, obligando, con su fórmula de tierra arrasada, a que las masas más miserables de la sociedad, que subsisten en condiciones bestiales, propias del salvajismo, de su sangre y sus magras espaldas acaben de dar lo último que puedan y por ahí que se les vaya hasta el último hálito de vida.

La solución no puede ser esta descabellada y absurda intensificación de la explotación y opresión de las masas del pueblo como fuente para conjurar la crisis energética. Es que cada vez se hace más y más evidente, más y más palpable, que la privatización de los servicios básicos como la salud, la educación, el transporte, autopistas y carreteras con lo del peaje en manos privadas, etc. y sobre todo del servicio de electricidad, no son viables para resolver los problemas de desarrollo y la incorporación de la población a la vida civilizada y al progreso, sino que, por el contrario, esas privatizaciones, que son el corazón y el alma del neoliberalismo y del imperio-capitalismo expoliador y de sus consorcios, sólo son equivalentes a lo de aplicar una medicina peor que la enfermedad y que, lejos de sanar, conlleva obligatoriamente a la aniquilación y muerte del paciente.

 

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