Rafael Hipólito Mejía el más típico Presidente dominicano

Su supuesta atipicidad solo pueden sustentarla los que no sepan qué es la dominicanidad

 

Rafael Hipólito Mejía es un reaccionario, pero lo que se dice un reaccionario de esos típicos ejemplares que han llegado al confort sin pasar por la cultura. Es así un hombre típicamente creyente en la fuerza bruta y adherido además a los llamados atavismos, como son los tabúes tradicionales de creer en la fuerza bruta policíaco-militar y de ahí que por dejarse arrastrar y rendirle culto ciego a la ignorancia y a lo que ésta ha hecho de él sólo responda y sólo sepa reaccionar brutalmente mandando al carajo todos los procedimientos sensatos que exigen apegarse civilizadamente a las recomendaciones de las ciencias naturales y de las ciencias económico-sociales y políticas, que son el conocimiento comprobado y resumido en las diversas ramas de la actividad del hombre y constituyen así el acervo cultural de la humanidad, por lo que no es válido, correcto ni sensato llamarle Presidente atípico ni nada por el estilo, como gustan sus lambones, sino, todo lo contrario, Rafael Hipólito Mejía es el típico Presidente autoritario, absolutista, arbitrario, resumiendo en su persona los intereses de la explotación y opresión del pueblo y el país, sean lo más reaccionario y recalcitrante les rinde culto sin poder hacer otra cosa, y de ahí que a veces mueva a la piedad hacia él, a la fuerza bruta y a la práctica del sistemático y despiadado atropello de sus gobernados, a los que culpa, como todo típico ignorante que le rinde culto a su alter ego, del callejón sin salida a que este señor, el llamado Rafael Hipólito Mejía y su equipo han empujado al país y a la población.

La pregunta es: ¿Dónde está la atipicidad de Rafael Hipólito Mejía?

Con éste acontece lo mismo que sucedía con un Lilís o con un Macabón, si no con las bestialidades de un dictador sanguinario tipo Rafael Leonidas Trujillo Molina, de un Aníbal Trujillo, de un Petán, si no de cualquier "general" como esos que tenían licencia, bajo aquella dictadura, para matar y desaparecer a todo ciudadano que con ellos chocara por cualquier asunto de la vida civil, como eran los generales Ludovino Fernández, un Fausto Caamaño, un general Larguito, un Federico Fiallo, un general como la hiena Pimentel en San Cristóbal, etc., etc., o sea que en la línea de arbitrariedad y atropellante proceder de Rafael Hipólito Mejía, lo que hace con sus gestos, con sus incoherencias, en la práctica y verbales, hijas de su ancestral ignorancia supina, y su acentuado individualismo que le empuja al exhibicionismo y a la vanidad, como lo es el fomento del lambonismo, y a que se le endilguen títulos que en realidad no tiene, como es el caso de Ingeniero Agrónomo siendo apenas un cuasi iletrado e inexperto Perito Agrónomo del ISA (Instituto Salesiano Agrícola) en Santiago y del Politécnico Loyola de San Cristóbal, al que tal vez quiera convertir por eso en Universidad para así querer pasar de contrabando que fue en esa "universidad" en la que él estudió y se hizo ingeniero, o sea, que está preparando el terreno para pasar de ingeniero agrónomo como otra más de sus acostumbradas estafas y engaños.

Como se ve, he aquí la validez de nuestra interrogante ¿dónde está la atipicidad de Rafael Hipólito Mejía? ¿Acaso éste lo que hace no es actuar como le corresponde típicamente a un ignorante reaccionario, entreguista y genuflexo, lacayo y títere como él mismo se ha autodefinido, que no logra entender el proceso que transcurre en el mundo, en el país, en la sociedad dominicana y que se desarrolla ante sus propias narices?

Los homo erectus, los antepasados del ser humano, hace millones de años, y todavía el homo sapiens, cuando sus miembros no conocían que tenían capacidad de pensar así como otras tantísimas facultades, creían por ignorancia que la luna era otra cosa, que un eclipse lunar era un misterio; erigían las piedras, los rayos, la fuerza bruta de la naturaleza así como otras cosas en totem, en dioses, o bien le atribuían el espíritu del hombre a que reencarnaba en animales, por lo que, por ejemplo, el primitivo pueblo judío de donde nace el cristianismo, no comía puerco porque entendía que las almas del ser humano al morir pasaban a integrarse a los jabalíes y a los cerdos; eso es típicamente pues propio de la ignorancia y del salvajismo. No se extrañe el radioyente de los programas, La Voz del Partido Comunista de la República Dominicana (PACOREDO) y lector de "¡Despertar!" si se le dice que más del 90% de las personas hoy día nace, crece y muere sin darse cuenta de que poseyó o posee capacidad de pensar. El que un reaccionario e ignorante, víctima de estas prácticas, actúe en la forma que le corresponde según la alienación de que el reaccionarismo e ignorancia le han hecho víctima, no tiene nada de atípico, por eso es que resulta un absurdo y un gran disparate hablar de que Rafael Hipólito Mejía es un Presidente atípico, como si no fuere el más típico Presidente ignorante de nuestros medios, igual que lo fue, por ejemplo, Antonio Guzmán Fernández.

 

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