Rafael Hipólito Mejía se ha destapado, para los que no lo conocían, con una hemorragia de lacayismo y servilismo nunca antes visto para con los Estados Unidos de América.

Otros dicen, y aquí nos contamos nosotros, que lo de Rafael Hipólito Mejía en esta materia es algo tan común y que no por casualidad le concedió la nacionalidad privilegiada a Jerry Dupuy, ex-jefe de la CIA a través del Cuerpo de Paz en el país, y que en la materia de espionaje para los Estados Unidos de América fuera jefe del mismo Rafael Hipólito Mejía en las décadas del ‘60 y del ‘70 en este atribulado país.

Pero hay quienes dicen que no es hemorragia, que es lo segundo y que lo nuevo se trata de una diarrea, fruto del pánico y el temor por las rejas que en el caso de su amigote y socio Arnoldo Alemán hace pensar a no pocos: cuando veas la barba de tu amigo o semejante arder, mete la tuya en agua y ponla así en remojo.

Aún con todo y esto, el hecho de que Rafael Hipólito Mejía se haya destapado en forma descarada defendiendo tanto la injerencia de los cuerpos de coloniaje yanquis en el país como de que los politiqueros del país de los corrup-partidos Revolucionario Dominicano, Reformista Social Cristiano y de la Liberación Dominicana, vayan a darles informes y a recibir órdenes de los diplomáticos o agentes espías norteamericanos, se sale de los límites y representa otra página de ignominia e infamia en el mundo del lacayismo y el peleleísmo títere. Este Rafael Hipólito Mejía, como dijimos hace exactamente 3 años, ha roto el lacayómetro, servilmente como él no hay otro en esta selva de oprobios.

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