Las FF.AA. del país han fracasado en forma rotunda en la defensa soberanía nacional y sólo han servido para cercenar los derechos de la población y pisotear libertades democráticas

 

Los aspectos puestos de realce por Bernardo Vega en la Conferencia que sobre la Frontera efectuara la Secretaría de las FF.AA., ofreciendo el balance de que éstas han fracasado en forma rotunda para la defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial, sintetizan una irrefutable y contundente verdad histórica monda y lironda.

Esas FF.AA. y la P.N., desde la misma era del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, nunca han desempeñado el papel que les asigna la Constitución y el cual se ufanan de asumir sólo en forma presuntuosa para cimbrearse hipócritamente de ser lo que está muy lejos de la realidad y no han tenido ni en sueños como su objetivo actuar dentro del marco de tales funciones.

Cuando la dictadura de Trujillo, fueron un cubil de asesinos enfermizos, de torturadores y espías de los opositores políticos al dictador, de lo cual nunca han dado muestras de arrepentirse. La dignidad de los hombres responsables se medía durante aquellos 31 años en gran medida por la entereza de los hombres por no permitir que sus hogares fueran avergonzados con la presencia de los uniformes militares y policiales de las FF.AA. y la P.N. del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Tanto en las fallidas expediciones de Luperón, como Constanza, Estero Hondo y Maimón, del año 1949 y 1959 respectivamente, se comprobó que esas FF.AA. y la P.N. eran todo menos ejércitos y policías profesionales al servicio de un país y de una sociedad. Se caracterizaron sólo por su carácter de cuerpos armados mercenarios adiestrados como cancerberos para cumplir los apestosos objetivos del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Tras la caída de éste, en todo momento histórico no han hecho más que repetir la conducta vergonzosa que les caracterizara durante los 31 años oprobiosos de ese régimen de criminalidad y de vergüenza para la soberanía nacional dominicana.

No vacilaron en apoyar las políticas antidemocráticas y antinacionales del Consejo de Estado. De nuevo reafirmaron allí su condición de órganos represivos por asuntos ideológicos y políticos e incluso de carácter religioso como lo corrobora la matanza que efectuaron esas FF.AA en Palma Sola, ordenada e instigada por la alta jerarquía católica y el Nuncio Apostólico en el país del Vaticano, Sociedad Anónima, a fin de consolidarse como los primeros herederos de todo lo que había dejado en el país el dictador Trujillo tras su caída.

En el año 1963 sirvieron tanto para derrocar por medio de un vergonzoso y abusivo Golpe de Estado que se consumó el 25 de septiembre de dicho año contra el primer gobierno salido de un certamen electoral, que, aunque no libre y democrático, por lo menos se efectuó sin la presencia del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, pero manteniendo en el exilio a gran parte de los luchadores y revolucionarios que se habían opuesto con dignidad y patriotismo a la conducta antinacional y criminal del dictador.

Y ese mismo año, para diciembre del 1963, fusilaron en Las Manaclas a un contingente de ciudadanos que después de haberse alzado en armas en defensa de la Constitución se rindieron tras lo que fueron fusilados, igual a como esas mismas FF.AA. fusilaron y torturaron a los expedicionarios antitrujillistas del año 1959, tal y como corroboran los testimonios de los cadáveres y fosas encontrados en la Base Aérea de San Isidro.

Esas FF.AA. y la P.N. se mostraron como el órgano principal del gobierno de facto que se autoproclamó Triunvirato, cuando en realidad era un apéndice directo de la Embajada norteamericana a través de su agente espía Donald Reid Cabral, lo cual constituía una ofensa escandalosa a la soberanía nacional.

Durante la gestión de terror y persecución del gobierno de facto, las FF.AA. y la P.N. se mantuvieron depredando el país y cometiendo crímenes y abusos, y cuando el pueblo respaldó con acciones de masas la acción de Peña Taveras y otros militares de mediana graduación de deponer al régimen de facto que encabezaban para vergüenza del país Donald Reid Cabral y su banda, esas FF.AA. y la P.N. mayoritariamente se colocaron de parte del gobierno de puesto y pasaron a reprimir al pueblo y a los militares que reclamaban la vuelta al gobierno constitucional del ’63, lo que generó una confrontación total y que fue de hecho una guerra civil en la que se destacaron militares trujillistas como Caamaño Deñó y Montes Arache, así como el hoy general Lachapelle lo mismo que el capitán Peña Taveras proveniente de una familia de campesinos de San Juan de la Maguana, a quien le corresponde la gloria tanto de haber apresado al Estado Mayor de esas mercenarias FF.AA. como de abrir los depósitos de armas a las masas, creándose así las condiciones para resistir la embestida de los otros mandos militares y policiales que persistieron en su conducta mercenaria y antipopular.

De ahí, como se recordará, cuando el 28 de abril se produjo el inicio del desembarco de los 42 mil soldados invasores norteamericanos, esas FF.AA. de nuevo traicionaron su papel de defensa de la soberanía nacional, pues en realidad su larga práctica criminal y al servicio de intereses particulares les ha embotado todo sentido histórico de patriotismo sano y de identificación con su pueblo.

Un factor que ha gravitado decisivamente para que las FF.AA. y la P.N. no puedan desempeñar sus funciones de defensa de la gran mayoría de los dominicanos es la presencia en su seno de una estructura rígida de curas castrenses de la Iglesia Católica de acuerdo con el llamado Vicariato Castrense establecido en el 1958 por el dictador Trujillo y el Vaticano, Sociedad Anónima.

La estructura del Vicariato Castrense dentro de las FF.AA. y la P.N. ha operado sólo para garantizar que éstas responderán a los designios antinacionales y antipopulares conforme a su perniciosa idea central de que el injusto orden imperante es producto de la voluntad de dios y que la Iglesia Católica y los curas deben actuar para que este orden de explotación y opresión se mantenga vigente, perdure y se prolongue en el tiempo, no importa que las grandes mayorías sean aniquiladas por la opresión y la explotación, pues según esa perversa teoría teológica ello es fruto del orden divino; la opresión, la explotación, la pobreza, la miseria, los abusos y atropellos son así la voluntad de dios, y las FF.AA. y la P.N. deben ser sumisas a su consigna de "dios, patria y libertad".

La patria sólo de los antinacionales, de los entreguistas, de los agentes de las potencias extranjeras; la libertad del oscurantismo, de la ignorancia, de la explotación y para saquear tanto al pueblo como al país.

No sabemos ni podemos garantizar que haya sido en el sentido éste que nosotros interpretamos lo del fracaso de las FF.AA. y la P.N. para defender la soberanía nacional y la integridad territorial, acusación denuncia hecha por el nombrado Bernardo Vega, pero lo cierto es que éste y no otro es nuestro más firme convencimiento.

Y que el clan de Soto Jiménez, de Zorrilla Ozuna, de Díaz Morfa, el clan de la Fuerza Aérea Dominicana, así como de la Marina de Guerra y la P.N. sólo siguen sirviendo a quienes como Rafael Hipólito Mejía y su gobierno laboran las 24 horas del día, las 52 semanas y los 12 meses del año para hacer desaparecer total, cabal y completamente la soberanía nacional y la integridad territorial de la República Dominicana.

El único cometido de este grupo es ser lacayos sumisos permanentemente ante los designios de los monopolios norteamericanos y de la Unión Europea junto a la Iglesia Católica y protestantes, que al fin y al cabo lo que buscan es destruir a como dé lugar la República Dominicana.

 

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