Algo más sobre la visita del Cardenal a Luis Alvarez Renta

Es cuestión de que el mafioso es un agente Opus Dei y ambos son parte de la entente oligárquica

 

La visita del cardenal Nicolás Hildebrando Borgia López Rodríguez a Luis Alvarez Renta nos habla por sí misma de la importancia de esta ficha en el mundo financiero de la empresa multinacional Iglesia Católica, S.A. de Dominican Republic.

El interés central de esa visita no pudo ser otro que armonizar la situación entre los cabecillas de los dos grupos financieros o de intereses que han quedado involucrados como protagonistas de primer orden en el escándalo de la quiebra Baninter, esto es, Ramoncito Báez Figueroa y Luis Alvarez Renta.

Si se recuerdan nuestras emisiones radiales a raíz de los apresamientos de los Báez, dan cuenta de que Ramoncito Báez Figueroa representa al grupo oligárquico de los descendientes de Buenaventura Báez que fue un nieto doblemente bastardo del padre Sánchez Valverde, y que como descendiente de éste siempre quiso mostrarse agradecido con la Iglesia, a la vez que ésta, como de ese agradecimiento devengaba grandes beneficios nunca tuvo interés en no reciprocar la generosidad del doblemente bastardo Buenaventura Báez, quien fuera el hijo del hijo del cura Sánchez Valverde con la esclava negra Camateta, de quien siempre tuvo los trazos inocultables de su raza, y cuantas veces por complejo y lacayismo hacia los blancos quiso ocultarlo, sus oponentes, casi siempre los principales representativos y los más convencidos y abnegados luchadores por la formación de la independencia nacional, se encargaban de recordárselo.

La generosidad de Ramón Buenaventura Báez Figueroa para con el Cardenal y las altas instancias católicas es un hecho que no necesita explicación.

Lo de la Iglesia con Alvarez Renta es cosa más reciente pero de más alcances internacionales para las finanzas de la Iglesia Católica Dominican Republic, S.A.

Ciertamente desde antes de la prisión de Luis Alvarez Renta habían surgido vestigios inequívocos de contradicciones y fisuras entre Ramón Buenaventura Báez Figueroa y Luis Alvarez Renta. Y Rafael Hipólito Mejía, que no entiende mucho de comedimientos ni de formas diplomáticas, quiso resolver lo más rápido posible el asunto y marchándole a Luis Alvarez Renta con el sustico de la cárcel creyó que así lo lograría, cosa que no había obtenido con Ramón Buenaventura Báez Figueroa (pues debe saberse, reiteramos, que el segundo nombre de éste es Buenaventura, por cierto) y su reclusión en la cárcel, hecho sazonado con una descomunal campaña propagandística hecha o montada por evidentes seguidores de Goebbels y sus maestros jesuitas de San Ignacio de Loyola de: repite una mentira 100 veces y la convertirás en una gran verdad.

El lunes 7 de julio del 2003, Ramón Buenaventura Báez Figueroa hace una publicación a espacio pagado que pone al descubierto que las llamadas autoridades monetarias del gobierno, ni éste que encabeza Rafael Hipólito Mejía, hicieron ningún descubrimiento con lo que dieron en llamar ante la opinión pública como el fraude Baninter, ya que un mes antes del escándalo montado, esas mismas autoridades monetarias gubernamentales habían puesto a circular en forma oficial una declaración del Banco Central que textualmente, en un aviso conjunto del Banco Central y la Superintendencia de Bancos, se afirmaba que: informamos "a la opinión pública que en el día de hoy, 24 de marzo del 2003, la Junta Monetaria mediante Resolución Unica de la misma fecha, conoció sin objeción del acuerdo entre el Grupo Progreso y Baninter, S.A.".

Así, no cabe duda, de que el ciclón batatero del crack Baninter viene a quedar como una consecuencia directa de los afanes de Rafael Hipólito Mejía al lado del continuismo y el reeleccionismo.

Si hay un elemento muy significativo en todo lo que dicen los antireeleccionistas del PRD es que insisten a una sola voz en un coro que los afanes reeleccionistas son en gran parte causantes de la presente crisis.

 

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