EL 24 DE ABRIL 1965

Golpe de Estado, contragolpe y revolución

Las masas transformaron en insurrección simple asonada cuartelaria

 

Se conmemora para fines de abril de este año el 38 aniversario del inicio de la llamada revolución de abril del 1965, que se iniciara el 24 de abril de ese año.

Fue un sábado en la tarde, apenas acababa de pasar el mediodía cuando, en una emisión radial, José Francisco Peña Gómez anunció que un Golpe de Estado acababa de deponer al gobierno de facto que encabezaba Donald Reid Cabral, luego que el 24 de septiembre de 1963 fuera derrocado mediante otro golpe de Estado el gobierno constitucional de Juan Bosch.

A partir de aquella información, las masas populares que, sobre todo, desde el primero de mayo del 1964 habían venido desplegando un formidable movimiento de lucha por la vuelta a la constitucionalidad, luego de superar la dispersión y hasta la indiferencia por el derrocamiento de Juan Bosch en septiembre del año 1963, se lanzaron a las calles.

El gobierno que anunciaba José Francisco Peña Gómez sería especie de una junta cívico-militar de carácter provisional, que ese mismo día y apenas transcurridas unas horas perdería todo indicio de existencia, ya que el sector militar que respaldaba al gobierno de facto, con base sobre todo en San Isidro, no aceptaba ningún gobierno provisional y anunciaba que bien pronto todo volvería a la normalidad y que seguía vigente el gobierno de facto, o sea, el gobierno golpista de Donald Reid Cabral.

De hecho, se había creado una división en todo el aparato represivo policíaco-militar del sistema y había dejado de existir un órgano político que se reconociera como aparato gubernamental. Había pues un vacío de Poder, con el sello singular de que las masas populares de todo el país, pero en particular de la ciudad de Santo Domingo, se habían lanzado a las calles y en varios puntos, como los cuarteles policiales de la Bartolomé Colón y otro en las proximidades de lo que es hoy la Escuela Perú en la avenida 27 de febrero, fueron asaltados a eso de las cuatro de la tarde y se produjo, a partir de ahí, una desarticulación de todos los cuarteles policiales de la entonces ciudad capital, quedando en pie solo el cuartel central de ese cuerpo represivo que estaba en la Leopoldo Navarro frente al huacal, o sea en el mismo lugar en que se encuentra hoy día.

Durante la noche del 24, la gente, en cantidad considerable, se mantuvo en actitud de alerta, pero los grupos de los partidos políticos, tanto de izquierda como opositores al gobierno de facto, se mantuvieron al lado de los militares que no habían regresado a sus cuarteles, así como asistieron al cuartel del Ejército Nacional Juan Pablo Duarte en los alrededores del Km. 9 de la autopista de se mismo nombre y donde el capitán Mario Peña Taveras, desde la tarde del mismo 24, había apresado y desarmado al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas dominicanas y empezado a abrir los depósitos de armas para entregárselas a los civiles que estaban dispuestos a luchar junto con los sectores de las Fuerzas Armadas que reclamaban la vuelta a la constitucionalidad, esto es, a la restauración de la Constitución del '63 y a Juan Bosch como Presidente, para que cumpliera el tiempo para el que fue electo, esto es, por 4 años.

Al amanecer el domingo 25 de abril, el movimiento por el derrocamiento del Triunvirato y la vuelta al Poder de Juan Bosch del '63, tenía un carácter revolucionario y popular que se manifestaba con un empuje arrollador creándose barricadas y comandos con los que eran atacados cuarteles policiales y militares que se resistían a la restauración del gobierno constitucional del '63 o que no querían entregar las armas que poseían a la gente del pueblo que se disponía a luchar.

El 25 de abril fue un día en que la balanza se inclinaba al pueblo y las tropas militares policiales corrieron despavoridas, desertando y huyendo.

El 26, las cosas continuaron por igual y, en la tarde, las fuerzas recalcitrantes de San Isidro atacaron con aviones a las multitudes que se congregaban y formaban barricadas en la cabeza del viejo puente Duarte. Las escuadrillas de aviones disparaban sus ametralladoras contra la multitud causando gran cantidad de muertes y sembrando el terror, tratando de abrir brechas por donde los tanques de San Isidro debían penetrar a la ciudad capital.

Lo que no les fue posible, al encontrarse allí con un aguerrido cuerpo de militares y civiles, encabezado por Francisco Alberto Caamaño Deñó y Montes Arache con su unidad élite de los hombres ranas, que le causaron muchas bajas y que prácticamente los mantuvieron a raya hasta el 28 de abril, fecha en que había empezado el desembarco de los soldados yanquis que encabezaban unas tropas invasoras internacionales títeres yanquis compuesta de 42,000 miembros.

El gobierno civil al que se le asignó preparar el regreso de Juan Bosch y restaurar la Constitución del '63 había desertado y salido huyendo, asilándose y era encabezado por Molina Ureña.

Tras la llegada de las tropas invasoras, las fuerzas constitucionalistas quedaron en la franja del casquete colonial: Ciudad Nueva, Villa Francisca, San Carlos y parte de Gazcue y se designó entonces al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó como Presidente Constitucional.

En el período que va del 24 al 28 de abril del año 1965 se produjeron las situaciones más importantes de la guerra civil de esa fecha, una vez que allí se puso de manifiesto el papel decisivo y arrollador de las masas en armas, junto a la parte de las Fuerzas Armadas regulares que necesariamente en momentos cruciales como esos, en vez de asesinar a su pueblo a mansalva, sabe colocarse al lado de dicho pueblo, al que realmente pertenecen y del que han sido enajenados por obra del imperialismo norteamericano, la reacción y los explotadores nativos.

 

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