Se le apaga la vela a Guaroa Liranzo

Crea un gran lío en el PRSC y embrollos financieros con Baninter son feos

 

Parece ser que al político y empresario derechista Manuel Guaroa Liranzo se le está apagando la estrella, junto con los años que le caen encima. Se cree que, generalmente, la edad es fuente de sabiduría, mas, parece que con Guaroa Liranzo las cosas pintan de otro modo.

El plan de hacer de Eduardo Estrella el líder del Partido Reformista Social Cristiano, si bien contempló la real posibilidad de que con muchos cuartos, dada la naturaleza de los reformistas según los conformara su mentor, líder y guía, Joaquín Balaguer, podría dicha candidatura salir a camino. Hasta ahí las cosas parece que fueron bien pensadas.

Pero no calcularon esos mismos calculadores que la medicina debe garantizar no matar al paciente, sino, por el contrario, devolverle la salud lo más pronto posible.

Además del terrible embrollo que se le ha creado en el PRSC, no escapan a la atención de la opinión pública los líos financieros que le llueven con el descalabro de Baninter, a pesar de que ahora Rafael Hipólito Mejía es su gran socio.

Y así las cosas, haciendo amarres, apoyándose en la ayuda de otros socios dentro y fuera del Partido Reformista Social Cristiano, lograron que Eduardo Estrella quedara con más votos, contados por lo menos, a su favor, que los que le contaron a Jacinto Peynado. Sin embargo, los resultados más importantes son los que dicen que el Partido Reformista Social Cristiano ha quedado atrapado en el callejón sin salida de que, la inconformidad de Jacinto Peynado y sus seguidores, todos de larga data en el balaguerismo, haya dejado muda y atada de pies y manos la posibilidad de que Eduardo Estrella sea un nuevo líder del PRSC, a escala de su organización en el territorio nacional.

Jacinto Peynado ha acuñado una expresión gráfica de que Eduardo Estrella es un inorgánico, o sea, que es un globo inflado artificialmente, pero que carece de representatividad hasta hacia el interior del mismo Partido Reformista Social Cristiano. Que los resultados que oficializó la alta instancia adicta a Guaroa Liranzo carecen de validez, evaluación ésta que fue reforzada en forma desaprensiva hasta por el mismo Rafael Hipólito Mejía, quien admitió, y de ello no hay pero que valga, que el Pepegato intervino en ese proceso electoral favoreciendo con votos a Eduardo Estrella.

Se ha querido decir que Rafael Hipólito Mejía cometió una torpeza. Otros, por el contrario, aplauden y dicen que se trata de su parte, de una gran acción politiquera. Pero los que han metido al reformismo en un lío del que difícilmente pueda salir por todos estos tiempos, son los que buscaron imponer a Eduardo Estrella sin tomar en cuenta las consecuencias que traen aparejadas las imprudencias. Y nos da por pensar que lo hicieron sin importarle la fórmula de garantizar que el medicamento no mate al paciente. Pero Guaroa Liranzo y Bello Andino, así como Rogelio Genao, aparentemente no estaban interesados en otra cosa que no fuera hacer un lío o meterle arena en el motor al carro reformista para que no arrancara y, si lo hacía, que ahí mismo se fundiera el motor.

Se puede creer que en esto, por lo menos, estaban de mutuo acuerdo con Rafael Hipólito Mejía.

 

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