La usura y la especulación cualidades de la banca

 

Con el sistema neoliberal la preponderancia del capital bancario y financiero es un hecho. Y con esto viene aparejado el imperio de la usura y la especulación.

La especulación se refiere básicamente a la venta de mercancía a precios excesivos muy por encima del nivel al que lo adquiriera el comerciante, acción especulativa ésta que se lleva a cabo valiéndose de diversas artimañas y maniobras o aprovechándose desaprensiva e inescrupulosamente de situaciones sociales adversas a la población.

La usura se refiere al cobro de abusivos intereses por dinero prestado. Todos los prestamistas, personales o bancarios, practican en mayor o menor medida la usura. Tanto la especulación como la usura son comunes al capital comercial y a las actividades comerciales.

Los mercenarios titulados llamados economistas tratan de justificar a ambas, no logrando más que confirmar su perversa naturaleza y su nociva función.

Un capital y su correspondiente órgano social, que es la clase que lo representa con carácter usurero y especulativo en expresión directa de su naturaleza parasitaria, muerta e improductiva, ha de generar obligatoriamente una concepción igualmente tan dañina como parasitaria que jamás podrá ser, como en su garrafal ignorancia pretenden pasar de contrabando Rafael Hipólito Mejía y sus paniaguados, al atribuirle al sector bancario (máximo exponente del capital comercial en su connotación especulativo-usurera) la falsa condición de columna vertebral de la democracia, cuando en realidad es la fuente principal de la corrupción que, por ejemplo, en nuestro caso la envilece y la torna un engaño, como queda evidenciado con el caso de los Pepegatos.

No hay un paso económico-financiero, incluido el de los salarios de los trabajadores, que dentro del régimen burgués-capitalista neoliberal no tenga un carácter usurero y no lleve implícita o expresa la tara de la especulación.

Por ejemplo, con la imposición del modelo neoliberal, ya a los obreros y empleados en toda la sociedad no se les paga en directo con cheques ni dinero en efectivo, sino por medio de la llamada tarjeta de débito, que es una especie de tarjeta de crédito pero al revés, mediante la que el trabajador, llegada la fecha de cobro, se apersona a un banco y allí (si es que hay depósito por parte de la empresa donde labora) puede retirar una partida que nunca puede alcanzar el monto del sueldo o salario total, ya que de hacerlo no tendría forma de cobrar la próxima semana, quincena o mes. Pero para retirar cada partida el dueño de la tarjeta tiene que pagar un monto determinado de dinero, que equivale al interés por el uso de la tarjeta de débito, situación que se repite tantas veces como retire partidas de su salario correspondiente. Aquí, como se ve, está presente la maldita usura bancaria, en la que coparticipa la empresa donde opera el trabajador.

Otro tanto ocurre con el hecho de que el asalariado está obligado a caer en manos del tradicional prestamista usurero, aunque con el fin de implementar la dichosa tarjeta de débito se la presente como una alternativa segura contra los sanguijuelas prestamistas.

 

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