Coctel de corrupción y lacayismo gubernamental gratis y todo lo que usted quiera

 

No deja de causarnos preocupación la noticia de que Rafael Hipólito Mejía ha adquirido recientemente una finquita en Matanzas, provincia Peravia, frente a la Zona Franca de Baní, por unos 25 millones de pesos.

Si a esto sumamos lo de la villa en Jarabacoa por más de 30 millones, con lago artificial y helipuerto, más el torpedo que soltara el embajador de la Unión Europea a principios de la última semana de septiembre de que estaría atento, vigilante y más chivo que una guinea tuerta en un guayabal seco, con los aportes monetarios de Europa al país, dada la elevada corrupción gubernamental, la cosa hace titiritiar los dientes y que en las piernas le den cañeras al más ecuánime y seguro de los ciudadanos.

Quizás estas cosas expliquen por qué a Rafael Hipólito Mejía le gusta tanto el carguito ese.

 

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