EUA desarrolla una política típicamente imperialista, de agresión, invasión, saqueo y genocidio

 

La grosera política hegemonista desplegada a escala mundial por los Estados Unidos, conforme a su naturaleza imperialista y monopolista, hace de dicho país el principal foco de agresión e intervención contra los demás países del mundo. Todos los demás grandes problemas de carácter asfixiante a escala mundial emanan del carácter imperialista y hegemonista de los Estados Unidos, cuyo gobierno está representado por el nuevo Hítler, George W. Bush y que encabezara el Poder mediante elecciones fraudulentas en el 2001, con la evidente complicidad de los demócratas que, a todas luces parecían más interesados en darle el poder a la ultraderecha tradicional del partido republicano cuyo candidato era entonces Bush, que en retener el Poder mediante la victoria electoral con Gore, entonces vice-presidente de Bill Clinton.

Incluso, lo de la epidemia del llamado virus gripal atípico, que se propaga de China Popular a Canadá, vecino de los Estados Unidos, mueve a pensar que esto traerá muy serias y impredecibles consecuencias para la misma economía norteamericana, que apenas ha crecido 1.6% en el primer trimestre del año en curso y que, a pesar de sucesivos y múltiples vaticinios optimistas, no ha logrado superar la crisis económica que le afecta y que ha conllevado a sustituir la democracia, anteriormente imperante, por un fascismo que se comprueba en el orden judicial hay predominio en los Estados Unidos de la actividad de la sospecha sobre la evidencia comprobada.

Si se tiene en cuenta que los negocios y el intercambio comercial con la Republica Popular China son un factor clave para la estabilidad económica norteamericana, no está demás pensar que lo de la mortal gripe atípica que ha creado pánico en los viajes e intercambios con China-Canadá-Toronto repercutan negativamente, agravando la crisis económica norteamericana.

Otro asunto de gran envergadura lo representan tanto Irak, luego del derrocamiento de Saddam Husein, como el conflicto de Estados Unidos con Corea del Norte y sus armamentos nucleares.

Si los Estados Unidos creían que todo le saldría a pedir de boca con el derrocamiento de Saddam Husein, parece que se equivocaron largo a largo, ya que ahora tienen que enfrentarse con la mayoría chiita que, representando un 85% de todos los iraquíes, eran opuestos a Saddam Husein, con su régimen en gran medida pro-occidental, como lo fuera el de los Palevi en Iran.

Y ahora es que los Estados Unidos parecen percatarse que derrocando a Husein le estaban abriendo las puertas al reclamo, por parte de los intransigentes fundamentalistas iraquíes, de la instauración de un régimen teocrático, anti-occidental y anti-norteamericano a ultranza.

La consigna que los iraquíes decidan sus asuntos internos, no tiene otro significado practico que la inevitable instauración de un régimen teocrático fundamentalista e integrista en Irak.

Lo de Corea del Norte tal vez sea de mayor peligro para los Estados Unidos ya que la posición de los coreanos del Norte es tan sencilla, digna como mortífera. Sí tenemos la bomba atómica, estamos en capacidad de seguirla produciendo y queremos probar la que tenemos y nos gustaría hacerlo sobre los 40 mil soldados yanquis estacionados en Corea del Sur para que sepan lo que sintieron los japoneses, los afganos y los iraquíes.