La prensa amarilla venal y sus plumíferos cagatinta instigan matanzas y atropellos contra población

 

Ya Radhamés Gómez Pepín, o mejor conocido como Jack el Destripador, está promoviendo, junto a otro mercenario de la pluma y oportunista en el terreno ideológico y político, llamado Orión Mejía, primo hermano del funesto Chaljub Mejía, que el sicópata Pedro de Jesús Candelier siga atropellando y matando dominicanos, ahora desde AMET.

Resulta que desde que el general de horca y cuchillo de la mirada indiferente, propia de las serpientes y característica del sicópata, fuera trasladado, éste dijo: "Ahora es que voy duro", es decir, ahora es que voy a violentar y pisotear los derechos de la ciudadanía, incluyendo la aplicación de la pena de muerte.

El pretexto de Candelier es, igual que lo hizo desde la Policía Nacional, "hacer cumplir la ley" y "acabar con los delincuentes".

Pero acaso el que impone la pena de muerte por encima de la Constitución vigente y de espaldas a la ley, ¿qué es? Ese no es más que un megadelincuente. Ese es un Bin Laden.

Eso de tomar como pretexto la aplicación o defensa de la ley para hacer verdaderas escabechinas humanas y aplicar métodos propios de carniceros y dictatoriales es lo que se conoce como bonapartismo, que tan bien ilustró Joaquín Balaguer en sus doce años y toda su vida como Presidente.

Esos plumíferos, como Gómez Pepín Jack el Destripador y Orión Mejía, son en su lacayismo abyecto, verdaderas vergüenzas para la causa de la libertad y los derechos, que deben ser las banderas del periodismo libre y honesto. Y dan muestra de ser huérfanos de escrúpulos, así como ignorantes gratuitos y deliberados, que fingen no distinguir que lo de la aplicación de la ley por Candelier es un pretexto o coartada vulgar para matar a pobres infelices, sólo impulsado por un sentimiento bastardo de criminalidad y vesanía.

Candelier no es verdad que está para aplicar la ley. Eso es cosa de los jueces y tribunales, a los que, precisamente, Candelier nunca ha respetado y nunca le han importado.

Un policía, según la ley al respecto y el reglamento vigente de la misma Policía, es un auxiliar de la Justicia, no es un verdugo.

Pero son gentes como estos plumíferos de a tanto por línea, verdaderos mercenarios como Radhamés Gómez Pepín, Jack el Destripador y Orión Mejía, los que fomentan, en forma enfermiza y patológicamente, que gente como Candelier siga haciendo de las suyas en contra de los derechos humanos y sin importarle la dignidad del hombre.