Un planfletón noveloso busca glorificar las inmundicias, miserias e ignorancia del MPD y los bandoleros de Maximiliano Gómez

 

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y un epílogo

 

Del mismo modo que el aventurero acto de secuestro de un coronel norteamericano es, para el Cagliostro, toda "una hazaña revolucionaria", haciendo caso omiso del balance que arrojara esa aventura, sin importarle las condiciones históricas y correlación de fuerzas imperantes en ese preciso y concreto momento y dando de lado a que la cuestión más importante para el movimiento revolucionario (la necesidad) de aquel entonces no era ni podía ser jamás sacar de las cárceles a los bandoleros del MPD, sino todo lo contrario, como es encontrar la forma de desplegar la más amplia línea política que incorporara a las masas populares a la lucha política por la democracia y la libertad, y contrarrestar, de ese único modo posible, justo y valedero, la política terrorista, de persecución y acosamiento de la reacción balaguerista y sus amos yanquis que acarreaba entonces muchas muertes, incluso dentro de las filas revolucionarias, por parte del imperialismo yanqui y su gobierno lacayo de Joaquín Balaguer.

La cuestión era modificar la correlación de fuerzas sociales y políticas que eran desfavorables a la revolución, desde todo el proceso iniciado tras el fracaso final de la Guerra de Abril del ’65. Y el único camino para este fin era el de la lucha política, jamás el del terrorismo ni el del golpismo (putchismo), que apartan a las fuerzas revolucionarias de las masas populares, las aíslan, las desmoralizan y las tornan en reales fuerzas de la contrarrevolución, tal y como ilustra el ejemplo de las experiencias de República Dominicana y de quienes, como los del MPD, tomaran ese extraviado camino contrarrevolucionario.

En lo atinente al mentado caso Crowley (secuestro) si algo ha quedado claro para el día de hoy es que fue el mismo imperialismo y sus cuerpos de inteligencia los que entregaron desprotegido a su coronel Crowley, como cebo o carnada a esos aventureros para hacer que adquiriese vigencia y fundamento práctico su política represiva contra las fuerzas populares. No sólo que a partir de ahí se multiplicaron persecuciones, encarcelamientos, torturas, muertes, arbitrariedades, sino que a la vez, y como parte de las consecuencias contrarrevolucionarias de aquella aventura, se restringieron ferozmente los escasos derechos humanos y las libertades públicas, poniendo en vigencia el régimen la Ley Anticomunista 6-71, así como la Ley de Secuestro # 583. Esta es la historia y su balance.

Hoy día nadie en su sano juicio se atreve a discutir el daño monstruoso que para el desarrollo de la lucha acarreó ese acto aventurero del "secuestro", siendo evidente que los más beneficiados del mismo fueron Balaguer, la reacción y el imperialismo norteamericano. Si Crowley guardó algún resentimiento hacia los servicios secretos norteamericanos, fue por ser usado como carnada, quizás sin saber en lo que estaban sus superiores, es decir, resentimiento de percatarse de ser tenido como objeto y por haber sido empleado como tonto útil o señuelo sin su consentimiento ni su conocimiento.

Lo de su supuesto asesinato por parte de la CIA ya que, según el ignorante imbécil Cagliostro Aguasvivas, Crowley apenas tenía 47 años cuando se infartó, muriendo en consecuencia, según el Cagliostro Aguasvivas a esa edad no se concibe un infarto. Debería el presumido Cagliostro Aguasvivas echar una ojeada a las estadísticas de los infartos en los hombres, y podría comprobar que es esa la edad de mayor número de su ocurrencia. ¡Ignorante! Quien no investiga no puede avalar de base ni dar credibilidad a sus palabras.

Como se ve, ya de por medio impera en el Cagliostro la perversidad pecaminosa de la manipulación de la realidad para, como Procusto, ajustarla a sus aberradas inclinaciones criminales y absurdas. Y ya dominado por esa obsesión espuria, miente, tergiversa, adultera, inventa, recorriendo una trayectoria de envilecimiento tal que, al final de su panfletón, queda identificado con el "encanto" de uno de esos lúmpenes, llegando casi a endiosar a uno de los peores canallas y rufianes asesinos del seno del lumpen social que reclutara Maximiliano Gómez (El Moreno), ese tal no es otro que Manolo Plata (Freddy "El Flaco" García, ex sargento de la Fuerza Aérea Dominicana). Hay casi un enamoramiento de parte de Freddy Aguasvivas hacia ese funesto canalla llamado Freddy el Flaco (Manolo Plata).

Está de más decir que literariamente el folletón noveloso de marras es un fiasco que no vale la pena ni prestarle atención.

Pero sí es evidente en el panfleto noveloso, desde la primera línea hasta la última embarrada para su elaboración, que el fin no es hacer literatura ni novelística mucho menos, sino denigrar el papel del proletariado y las masas populares, asignado a éstas por Marx y Engels, conforme el materialismo histórico; resultando que en realidad el panfletón de marras es una apología vulgar del rufián, del lumpen, del bandolero o desclasado al que Bakunin otorgara el rol estelar en la lucha "revolucionaria". La toma de partido tanto de Maximiliano Gómez como del Cagliostro Aguasvivas es clara, concreta y específica. Lo mismo que de nuestra parte. Lo único es que nosotros estamos con Marx y Engels, en tanto Cagliostro y Maximiliano Gómez con el lumpen y la contrarrevolución.

Así, por su cometido social e histórico, aquello no pasa de ser un mamotreto nihilista y presuntuoso del autor que, como buen comerciante empobrecido de su provincia natal banileja, pretende con esto incursionar como "novelista" (¡¿?!) y tratar de levantar cabeza.

No cabe la menor duda de que el Cagliostro Aguasvivas, adoleciendo de un individualismo intrínsecamente desequilibrado y de escasas luces cerebrales, a quien la fantochería le ha impedido alcanzar un nivel intelectual aceptable, ha buscado recubrir su desesperación filistea dándose un barniz intelectualoide, para lo que empezó por configurarse un traje justo a su medida a título de "su" imagen, compuesto de afectaciones y gestos pre-estudiados de caracteres dudosos que los que saben y que han estudiado la alienación del criollo que brega y "brega" en Nueva York entienden perfectamente de lo que se trata y saben, además, lo que hay de por medio en toda aquella práctica antisocial; pero así como el hábito no hace al monje, nuestro Cagliostro Aguasvivas, por mencionar frases como "marxismo-leninismo", etc., está muy lejos de entender o comprender lo que es el materialismo histórico, comprobándose que está incapacitado para apreciar la validez, el contenido y el significado real de una plataforma política e ideológica revolucionaria marxista-leninista. El asunto es, simple y llanamente, que como él en materia política lo que ha sido es emepedeísta de tercera o cuarta línea y boschista peledeísta, también con idéntico rango, no sabe ni puede entender lo que es materialismo histórico ni el marxismo-leninismo. Aquel sólo puede disparatear como desclasado y lumpen social.

No debe extrañar ni causar sorpresa a nadie, que aparezca como un loco enamorado de las falaces tesis del lumpen o bandolero Maximiliano Gómez en torno al marxismo como "colonialismo ideológico"; para Cagliostro esto es toda una novedad y hasta una hazaña, pues nada más audaz que la ignorancia, y por ello no vacila en mostrar alambicado su fascinación por los otros disparates de Maximiliano Gómez, ya sea el del reclamo de apego a la "práctica de la realidad social", que en la entrega anterior dilucidamos, o en reclamar apego a una supuesta teoría revolucionaria que sea expresión, léase bien, de: "la síntesis de las particularidades históricas" de la sociedad dominicana y del dominicano.

Si algo expresan esos componentes peculiares de la ideología lumperil que reclama Maximiliano Gómez, es que éste los cocinó apresuradamente, sin mayores miramientos ni respeto por principio científico materialista alguno, que, dicho sea de paso, nunca estuvieron a su alcance, y que los expuso, por cierto, cuando ya él estaba en plena bancarrota teórica, desesperado por las sistemáticas derrotas teórico-prácticas recibidas de nuestras manos y bajo la guía invencible de la cientificidad rigurosa del marxismo-leninismo, y ya consumado de pies a cabeza como todo un mercenario aventurero, y cuando no le quedaba otra infeliz alternativa que declarar su animadversión recalcitrante al marxismo-leninismo, declarándolo "colonialismo ideológico", con lo que en realidad buscaba a su vez impedir que sus disparates fuesen pulverizados a la luz de las experiencias acumuladas en el curso del proceso mundial que, sintetizadas crítica y científicamente, constituyen el marxismo-leninismo.

-CONTINUARA-

 

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Luis Montás González