No sólo el paraíso de la prostitución y las drogas

Además el país de las maravillas para la delincuencia internacional

 

No importa que un antisocial como Salvador Jorge Blanco, ni que un capo llamado Hatuey Decamps, quieran ocultar el sol con un dedo. La realidad de los hechos habla por sí sola.

Y son precisamente estos sujetos y los partidos tradicionales PRD, PLD y PRSC, los que no sólo han hecho de este país el paraíso de la prostitución y las drogas, sino además el país de las maravillas para la delincuencia internacional, donde las autoridades les ayudan a ocultarse, les preparan documentos, les procuran acompañantes y socios, así como a escapar cuando sean localizados o a ser puestos en libertad si son apresados.

Los casos de la "reina del éxtasis" indultada por el Poder Ejecutivo, con la complicidad de Rojas Nina, Virgilio Almánzar, Virgilio Bello Rosa y otros como el colombiano David Abjure, recientemente favorecido por la Corte de Apelación, serían sólo una partecita.

El famoso contrabandista libio, marroquí o quién sabe de dónde diablos Al-Kuri, refugiado como mandamás del país en su finca de Monte Plata, visitado públicamente por dos presidentes electos últimamente, sin contar que si Balaguer no fue a visitarlo lo recibió en su despacho presidencial, y ni qué decir de Peña Gómez.

Carlos Andrés Pérez, el megacorrupto ex Presidente de la pobre Venezuela, que una parte de su cuantiosísima fortuna mal habida la tiene aquí usando como testaferros a dirigentes del PRD. Y al que Rafael Hipólito Mejía protege y la Vice defiende como gata boca arriba.

El cabecilla de la banda de los Castro de la Latinoamericana de Seguros y del quebrado Banco Latinoamericano, traído por el mismo presidente Hipólito Mejía y sentado con un puesto especial en la Zona Franca.

Ahora, el caso del escándalo del prófugo Didier Schuller, íntimo del Presidente y de la Vice; se dice que ésta bebió hasta por los codos en la visita que le hiciera, y lo que bebió no fue agua potable precisamente, sino ardiente, aunque refinada, pero alcohol, mucho alcohol, al fin y al cabo. Didier Schuller se radica en Puerto Plata... y allí los del Poder Ejecutivo le van a visitar.

Pero es el caso que la Embajada americana, representada por el cipayo puertorriqueño Hans Hertell, declara que el cónsul norteamericano en Santiago -socio de Didier Schuller- no es representante de su país, sino que el tal Kirkman (cónsul norteamericano en Santiago) lo que tiene es un contrato con la Embajada para su representación en Santiago. ¡Ay, cañajo! ¡Qué lindos son estos imperialistas! Todavía creen que nosotros somos más pendejos de la cuenta.