La condición de sumiso lacayo impide a Hipólito Mejía demandar de autoridades EE.UU. esclarezcan causas reales fatídico caso del vuelo 587 de AA

 

Hay un aspecto del fatídico accidente de aviación ocurrido en la ciudad de Nueva York, estado del país llamado Estados Unidos de Norteamérica, que la prensa venal y corrupta no ha querido mencionar y que más bien le ha dado de lado. Este aspecto es que el flamante Presidente del Poder Ejecutivo, el perito agrónomo Hipólito Mejía, se ha metido la lengua no se sabe por donde y no ha solicitado, no ha pedido, ni ha reclamado que las autoridades norteamericanas, en especial las gubernamentales de ese poderosísimo país, efectúen una minuciosa, pormenorizada, creíble y veraz investigación en torno a las causas reales de ese lamentable hecho de tantas muertes.

Quizás Hipólito Mejía, por esta postura digamos, para decirlo con palabritas endulcoradas, se haya ganado un lugar en el almanaque Guinnes en el que se recogen las hechos mas insólitos y los récords universales, como el "Presidente" más dependiente de otro en toda la bolita del mundo y en todas las épocas conocidas.

Siquiera para guardar las apariencias, cuando el Presidente, aún sea títere o lacayo descarado de una superpotencia, se ve en la situación de que un suceso acaecido en el territorio de la superpotencia, como el fatal caso donde murieron más de 200, entiéndase bien, mas de dos centenares de los ciudadanos que dice gobernar Hipólito Mejía, el Presidente, por dignidad ante los suyos, debió solicitar ante todo, que se esclarezcan las causas reales del hecho. Y aún todavía no lo hace, y si lo dejan, tampoco lo hará.

Pero si estudiamos los pasos dados por el gobierno en la persona de su presidente Hipólito Mejía, nos daremos cuenta de que éste ha actuado como todo un vasallo genuflexo que no quiere irritar a sus amos. Se limitó a dar el pésame a los familiares de las víctimas; a crear una comisión que se trasladara al aeropuerto Las Américas, y, él por su parte, se fue corriendo a los Estados Unidos a recibir órdenes, a asumir para causarle el mayor agrado a sus amos del Norte brutal y revuelto.

Mas aún, ha sido realmente condenable que Hipólito Mejía sólo le haya puesto atención a que los dólares que se liberen por los muertos, van a darle un airecito a la alicaída economía nativa, aumentando el circulante, etc.

Gobernantes que se comportan en esta forma son los mismos que luego los encontramos hablando vulgarmente en contra de los materialistas, y además pregonándose creyentes en eso de dios, así como en el cristo inventado por el delincuente Pablo de Tarso, alrededor de cuyo mito éste creó lo que se llama cristianismo y los curas y reyes por su parte, han creado esa transnacional católica, apostólica, romana y cristiana.

Los familiares de las víctimas deben demandar de Hipólito Mejía que reclame al gobierno de los Estado Unidos una investigación seria y veraz del hecho, que los dominicanos muertos allí eran seres humanos y no objetos insensibles ni mucho menos sacos de Furadán con los que Hipólito Mejía ha aniquilado la ecología de la tierra dominicana.