La prensa amarilla (comercial) y sus cagatintas y periodistas venales como Jack el Destripador Gómez Pepín y el renegado Negro Veras están definitivamente evidenciados en su espuria naturaleza

El conjunto de letrinas que forman el gran cartel mafioso de la prensa amarilla (Listín, El Nacional, El Siglo, Hoy, Ultima Hora, El Caribe, más todas sus plantas de TV y de radio) está en franca bancarrota, igual que todo el sistema de explotación que la sustenta para autoprotección y autodefensa.

Y de hecho, al irse a pique el gran cartel de esa prensa amarilla, los cagatintas, plumíferos y mercenarios de a tanto por línea que llenan los diferentes niveles de las letrinas, han abierto sus bocas para salir en defensa del régimen que se hunde y en la suya propia, como mercenarios de dicho régimen gangsteril.

Esa prensa amarilla tiene en la actualidad el rechazo más formidable y completo desde el seno de la población. Nadie le cree, por lo que su labor de desinformación, alienación y corrupción se consume en un círculo vicioso y se cocina en su propia podredumbre.

El espectáculo no podía ser más ilustrativo y pintoresco, con sus escenas trágicas, cómicas y patéticas al mismo tiempo. Ese amasijo se resiste a hundirse y trata de ganar a como dé lugar el terreno perdido por rechazo popular.

Pero en tanto, los gángsters banqueros y negociantes en todas las ramas sucias de todo tipo de negocios escogen, en su desesperación, el camino de producir nuevas letrinas, ahora gratuitas.

Así aparece en nuestro medio el fenómeno de la prensa amarilla gratuita, con lo que se confirma que el negocio de desinformar en masa a la población les facilita mantener la hegemonía en la sociedad, preservar el Poder y proseguir su proceso de enriquecimiento sobre las espaldas del pueblo y del país.

Pero lo más importante de todo es que este nuevo episodio de la historia nacional y de la infamia pone al descubierto, una vez más, el carácter venal y reaccionario recalcitrante de todas las miserias humanas que se encuentran dentro de esos sacos de infamia que hacen de plumíferos y cagatintas, como Jack el Destripador Gómez Pepín y el renegado revisionista agente del DNI, el bastardo Negro Veras.

Los crímenes espeluznantes que, en violación a la Constitución y todas las leyes vigentes, ha perpetrado y propiciado el señor Pedro de Jesús Candelier desde la Jefatura de la P.N. han servido, entre otras cosas, para que se compruebe que esos sujetos, verdaderos rufianes que se quieren hacer pasar por personajes honorables, no son más que gentuzas que siempre han estado vinculadas y atadas, por obra del soborno y el dinero, a los más negros y recalcitrantes círculos del crimen, la opresión y la explotación.

Cuando se escriba la historia completa de la ignominia y la canalla social del país, habrá que dedicarle varias partes a los Jack el Destripador Gómez Pepín y a los renegados revisionistas como Negro Veras, que ahora, ya sin nada que perder, se empeñan en tratar de justificar la escabechina criminal de Candelier que en realidad atenta contra la continuidad de la libertad y la democracia en la República Dominicana.