Como todo el mundo recuerda, el presidente Hipólito Mejía reiteró, cuando llegó a la Presidencia, que el "paquetazo" no afectaría a los pobres, y agregó que el pueblo dominicano podía dormir tranquilo en ese sentido.

Pero resulta que desde antes de enero del año 2001, el pasaje de todo transporte público se elevó en más de un 40% del nivel a que lo encontrara el ciudadano presidente Hipólito Mejía.

Por ejemplo, el transporte público en la ciudad capital era de 3 pesos en los llamados carros de concho y 3 en la mayoría de las guaguas públicas. Y ahora, sin embargo, es de 5 y 6 pesos recorriendo, carros y guaguas, rutas que son menos de la mitad de las que hacían antes del gobierno de Hipólito Mejía-PRD.

El costo de la vida se ha disparado en todos y cada uno de los renglones, sin que todavía haya culminado el proceso de las alzas, que apenas ha recomenzado.

Por ejemplo, los alimentos de primera necesidad han aumentado un 25 y un 30% de su precio de adquisición o compra.

Lo que es jabón, papel servilleta y papel sanitario han encarecido su precio en un 30 y hasta en un 50%.

Sabemos y no lo olvidamos que en su conocida forma de hombre vasto y poco cultivado el señor Hipólito Mejía, como nada, recomienda a la gente que si no puede comprar papel sanitario, se busque un manojo de hojas, una tusa de mazorca de maíz o cualquier otra vulgaridad por el estilo por lo que ya se le conoce a todo lo largo y ancho del país.

De todo esto se puede concluir que, a decir verdad, para el honorable Hipólito Mejía, el pueblo pobre no se preocupa ni le interesa comer, no se transporta en vehículos, sino en burros de los de Gurabo o en cualquier otro primitivo y cavernario medio de locomoción, y que es debido a esa pintoresca y trespatinezca idea primitiva característica suya, como las otras tantas que amueblan su paleolítica mentalidad, pues sólo así -según él-, con el "paquetazo" el pueblo no iba a ser afectado en nada ni en lo más mínimo.