Gobierno Hipólito Mejía - Sector Externo – PRD

De minoría y para la otra minoría

Con su reedición anunciada de "borrón y cuenta nueva" consagra la impunidad y de hecho se hace copartícipe corrupción

Al erigirse en abanderado del neoliberalismo y la privatización ahondará pobreza en las masas y aumentará riquezas para los monopolios de los que es un lacayo

Hipólito Mejía tiene un pesado fardo de compromisos con monopolios internacionales y sus instituciones financieras BID, Banco Mundial y FMI además sus raíces políticas están en los jerarcas católicos, en el socialpistolismo cristiano del ’61 en la CIA y en el balaguerismo de los 12 años, enganchado luego al PRD por el suicida presidente Guzmán

Tras haber obtenido Hipólito Mejía la Presidencia del país en las elecciones recién efectuadas, a nadie le cabe la menor duda de que esa victoria que se le carga al PRD, representa el posible final de la historia de ese partido que encarna la conciencia de amplios sectores populares cuya mentalidad es la del hombre pobre de los arrabales marginales, con una muy difusa cuan abigarrada esperanza de justicia social que se sustenta en su afán individualizado por la supervivencia, lo que actúa, en este caso, como acicate impulsador para su congregación alrededor de una colectividad política no por conciencia definida, sino como parte de un instinto natural por su conservación. Esto encaja perfectamente con la concepción más explícita de su gran mentor como representante de ese indigente arrabalismo desclasado en el campo político, ése fue José Francisco Peña Gómez, quien en abril de 1983, durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco, dijera mientras él era síndico del D.N. y la administración de marras era objeto de una intensa campaña contra la corrupción con pruebas innegables, que "la política es para buscársela, escalar posiciones sociales y económicas" como que eso de soberanía nacional e ideales "ya estaba mandado a guardar".

Pensamiento esencial y consustancial suyo hasta el punto de que sus descendencias biológicas lo han heredado como un atavismo ancestral al que, reconocemos, son fieles en forma sincera y coherente, terminando, por ejemplo, ahora, vendiéndose al gobierno del PLD y al contrincante del PRD, Danilo Medina. Esto es, buscándosela como toros y vacas, según el decir popular, y todo en honor a la memoria de su padre.

2. Tan pronto amaneció el 17 de mayo, ya Hipólito Mejía, que obtuvo casi el 35% del 70% que votó, pues la abstención fue de un 30%, estaba en camino para visitar a los representantes del BID, Banco Mundial y FMI en el país, así como rumbo a la Embajada estadounidense, no sin antes haber hecho sala donde Balaguer, lo mismo que al despacho del sibarita cardenal católico Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien no ha tenido reparo en anunciar su más estrecha colaboración, así como de su Iglesia, con el gobierno de Hipólito Mejía, sobre todo, para hacer realidad lo que tan claramente expresó tras finalizar la semana pagana donde se conmemora el triunfo del hijo del sol sobre la noche, que es el invierno, esto es, el inicio de la primavera con el correspondiente equinoccio y que los católicos disfrazan llamándole "Semana Santa".

"La Iglesia necesita recursos ("cuartos") -recoge como un eco oxidado la prensa amarilla- pues nuestra labor evangelizadora -dijo en esa ocasión el representante del Papa en el país y por esa vía de dios y de su hijo Jesús- sólo tiene fundamentos… (si nos dan muchos cuartos) para 'enfrentar' la pobreza".

3. Respecto a la cuestión de la corrupción administrativa y el enriquecimiento ilegal, que fue uno de los aspectos más irritantes para la población de la gestión Leonel Fernández-Pálido, en la que más de 50, o tal vez pasan del centenar de funcionarios, empezando por el mismo Poder Ejecutivo (tanto Leonel Fernández como Jaime David Fernández Mirabal) amasaron inmensas fortunas multimillonarias en apenas 4 años, lo que es hasta relativamente fácil de comprobar, Hipólito Mejía ha dicho que por su parte y de su gobierno -cuando se instale- no habrá persecución por corrupción. Esto es, que está a la franca al lado del borrón y cuenta nueva, y por lo tanto, de la corrupción.

Más aún, en forma no sólo irresponsable, sino indecorosa, ha repetido como una cotorra que el ciudadano que tenga datos de funcionarios corruptos del gobierno saliente que proceda, por su parte, a someterlo, pero que, lo que es su gobierno, no intervendrá en absoluto.

Otra actitud ésta no menos irresponsable y aún mucho más indecorosa por la sencilla razón de que se trata de funcionarios de un gobierno que concurrieron al Estado con el mandato de servir a los gobernados y al país y lo que hicieron fue, en cambio, prevalerse del Poder para su enriquecimiento personal en desmedro, necesariamente, del erario público y a costa de la ciudadanía.

La cuestión de la persecución y castigo de este tipo de delito ha de ser y es, necesaria y obligatoriamente, responsabilidad del gobierno, cuyo incumbente principal está en la obligación de velar y proteger los bienes públicos, así como el bienestar de la ciudadanía que dice gobernar o presidir. Y ese velar y proteger bienes públicos e intereses ciudadanos pasa por la responsabilidad de actuar sin contemplaciones sobre quienes los transgreden.

Es cuestión pura y simplemente de voluntad política, y el Estado, que es representado por el Poder Ejecutivo, y éste por el Presidente, debe encarnar sin cobardía ni dobleces, dicha voluntad política de perseguir y esclarecer la forma en que tantos funcionarios adquirieron y lograron amasar esas fortunas multimillonarias al vapor en un país tan pobre, y donde además ese gobierno saliente ha privatizado, en un proceso preñado de indicios y síntomas inequívocos de corrupción, empresas estatales en cuya transacción de venta hay envueltos miles de millones de pesos y dólares.

El borrón y cuenta nueva por el que se inclina Hipólito Mejía, y que denunciamos entre sus planes al momento de él presentar oficialmente su precandidatura hacia el seno del PRD, es un signo, o más exactamente una bandera pestilente, de un fétido olor nauseabundo, que de hecho desdice de la honradez y la honestidad de todo Presidente de un país tan flagelado por la corrupción que ose levantarla como su divisa. Es más, ese "borrón y cuenta nueva" lo hace, de hecho, y hasta a la luz del derecho, compromisario con esa corrupción.

Es el gobierno y no ningún ciudadano el que debe asumir la responsabilidad y tener la voluntad política de castigar la corrupción. Que se deje de jugarretas indecorosas y cobardes el señor Hipólito Mejía, electo Presidente.

4. Habiendo proclamado su compromiso con la privatización y el neoliberalismo, es poco o nada lo que el pueblo, incluso los votantes del mismo PRD, puedan esperar como beneficioso del gobierno de Hipólito Mejía.

Si lograra hacer en verdad algo favorable a la población sería el único Presidente de un país en desarrollo, dependiente o subyugado por los monopolios y su imperialismo internacional, que aplicando las recetas neoliberales y globalizantes habría beneficiado a su pueblo, cuyo nivel de indigencia abarca en nuestro caso concreto casi el 80% de la población total.

Si por lo menos algo positivo lograra, Fedor el mago o cualquier creador de realidad virtual, tendría que concurrir a aprender del señor Hipólito Mejía, máxime cuando es un personaje de cuyo correcto amueblamiento cerebral el 99.99% pone en duda o tal vez rotundamente lo niegue.

Pero como aquí predomina el oscurantismo clerical católico y la fe aplasta la razón igual que a la ciencia, a lo mejor Hipólito Mejía es un genio "tapao" que hará honor a la expresión filosófica que la indigencia ha acuñado para tener por lo menos una ilusión de esperanza, y que dice: "Debajo de cualquier yagua vieja, aparece un alacrán".

5. Como para pescar incautos, y como parte de la demagogia en que los neoliberales envuelven sus fórmulas devastadoras contra pueblos y naciones, Hipólito Mejía ha dicho que pondrá énfasis en la inversión de la educación.

Pero eso mismo que podría sonar bien a los oídos de los desesperados frente al atraso educacional que azota el país, podría resultar la peor de las pesadillas si antes no define, con la claridad que se le atribuye para decir las cosas (lo que tampoco compartimos, dicho sea de paso), si ese 18% lo invertirá como parte de la política donde el Estado asume su responsabilidad en la educación pública gratuita hasta el bachillerato, abandonada hasta ahora burdamente por el actual gobierno PLD, o se los dará a la Iglesia y a los curas para seguir desangrando el rol del Estado respecto a la educación pública. Si Hipólito Mejía, quien entendemos es un bocón y aguajero, quiere hablar claro y actuar en forma transparente, aquí tiene, pues, una invitación formal para que lo haga.

Hipólito Mejía, que a nuestro entender es más, mucho más reaccionario que bruto, dijo aquello de la educación, y apareció el lunes abrazado con un cura que tiene una escuela privada, cuyos gastos totales cubre y paga el Estado dominicano, en el sector Invi de la Carretera Sánchez. Es casi seguro que quiso con ese ejemplo explicar ilustrativamente en qué consiste su preocupación por el problema educativo. Para buen entendedor, las palabras sobran.

Ya desde el PRD y el sector externo hipolista el Presidente electo y su Congreso tienen todo listo para aprobar la privatización del Seguro Social, con el consiguiente desamparo de atención médica para los pobres, mediante la Ley de Seguridad Social que cursa en el Congreso.

Están procesando cocinar o "sancochar" al vapor todo el paquete impositivo que no le apoyaron a Leonel Fernández.

La gente debe entender que el PRD, igual que el PLD y el PRSC, son corrales donde pastan como animales las masas populares para ser vendidas al mejor estafador y caza-fortuna de la politiquería que aparezca, como vía de ser llevados al matadero donde serán pasados a cuchillo.

Ahora, después que se dejan coger de pendejos y muerden el anzuelo, pues sólo les resta aguantar candela y aceite caliente hasta quedar hechos fritos.

6. Hipólito Mejía es de esos cazafortuna de la politiquería, verdadero saltimbanqui político, tal y como lo confirma su oscuro historial hasta que fuera llevado por Antonio Guzmán al PRD, cuando en el 1978-82 aquél le sacó los pies a este partido, hasta que terminó él mismo por arrancarse la cabeza.

Hipólito Mejía tiene un currículum que habla por sí solo de quién es y para quiénes trabaja.

Se inició como socialpistola en San Cristóbal bajo el auspicio de los curas jesuitas.

Allí actuó junto al viejo zorro de las peores causas, Mario Read Vittini, quien ahora lo apoyó.

Entabló relaciones con los centros financieros del BID, Banco Mundial y AID, para más tarde aparecer como importador y representante de un monopolio alemán no sólo para el país, sino para toda Centroamérica y el Caribe (Fuerza Agrícola).

Pero antes de esto trabajó en esos mismos menesteres con la Roman Hass (monopolio yanqui) que importa el Dithane-M45. Y en ese período, durante la dictadura de los 12 años, Balaguer lo nombra como director del Instituto del Tabaco.

Desde esta área, ya compenetrado y aposicionado con los círculos balagueristas, pasa a ser socio y jefe de campo de Portela, a través de la compañía Linda, archiexplotadora de obreros agrícolas y saqueadora de campesinos, cosechadora de tomate en los campos de Azua y del norte del país.

Es en dicha área donde establece un decisivo vínculo con la Agencia de Inteligencia yanqui (CIA) a través de su agente Jerry Depuy, quien se casó con una de las hembras de esa familia y hoy ocupa un puesto clave dentro de esa empresa tomatera y frutera, además de sus funciones como miembro prominente de la CIA aquí.

Este es Hipólito Mejía, su perredeísmo es casual y fortuito. Ahora les toca a los perredeístas cargar con las consecuencias de sus imprevisibles actuaciones.