Lo que podría ser un récord mundial

En refutación al tristemente mentiroso discurso de Leonel Fernández en Mauricio Báez

- Bosch lejos de aportar a lucha por la democracia contra la dictadura sólo se empeñó en adulterarla y sabotearla para servir planes tiránicos dictatoriales Balaguer

- Fue para avalar su labor a favor dictadura y contra la democracia que pintó a Trujillo de patriota y anti-imperialista

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En ese discurso de Leonel Fernández se destaca el vano empeño suyo en ofrecer una imagen de coherencia y originalidad positivas para las masas, así como por la lucha por la libertad y la democracia de parte del boschismo y del Pálido, todo lo cual es contrario a la historia basada en los hechos.

Lo que en verdad es cada vez más evidente es que Balaguer y su gobierno dictatorial se han prolongado en el tiempo debido al sabotaje efectuado por Bosch y el boschismo al movimiento democrático y en especial a que el pueblo haga suya la tarea de alcanzar la democracia y la libertad en base a la lucha propia.

En verdad ésa, la de Leonel Fernández de presentar a Bosch y al PLD como los protagonistas de oponer la brega por la democracia a los pujos dictatoriales de Balaguer en el país, por ejemplo, es una tarea en exceso ardua y difícil, puesto que su empeño choca con la realidad concreta de la actividad práctica de Bosch, del boschismo y del palidismo a lo largo de la historia política concreta, al igual que su empeño es desmentido por el contenido y la significación teórica de cada una y todas las formulaciones teóricas o intentos de éstas hechos por Bosch, lo mismo que con sus propuestas propagandísticas y tácticas de toda esa época.

De entre todas las piruetas mentirosas del presidente Leonel Fernández cabe poner de relieve la que se refiere a lo que debió de ocurrir para que Bosch hiciera el supuesto gran descubrimiento y el consiguiente aporte, según la mentalidad fantasiosa y alucinada de Leonel Fernández, de carácter universal de que lo correcto era contraponer a la dictadura la democracia, como si acaso Juan Bosch no hubiese sido, como es fácil de comprobar, el más recalcitrante protagonista y auspiciador del error deliberado de que al poder dictatorial jamás se le opusiera la bandera de la lucha por la democracia, aduciendo que ésta sólo favorecía a Balaguer, con lo que negaba su naturaleza anti-democrática y le favorecía en sus nefastos planes tiránicos.

Así, tras el presuntuoso como mentiroso intento suyo de evaluación de las experiencias de los derrocamientos de las dictaduras de Portugal, Grecia y España, lanza la tan peregrina como mentirosa conclusión suya de que fue entonces y no antes cuando se hizo posible que se viera y comprendiera por parte de los luchadores y militantes de la causa de la libertad que a la "dictadura era necesario que se le contrapusiera la búsqueda de la libertad y la democracia y no la meta de la revolución y el socialismo".

La pretensión de tapar el sol con un dedo tiene en ese vano intento del presidente Leonel Fernández una nueva página tan infructuosa como todas las anteriores y las subsiguientes en las que, de seguro, volverán a incurrir los protagonistas de tan inútiles como dementes intentos.

Pues no hay dudas de que Leonel Fernández no sólo daba muestras inequívocas de su garrafal ignorancia respecto a la historia social del país y de las corrientes ideológicas y partidarias de antes del ’78 y desde finales de la Guerra de Abril del 1965, sino de su falta de respeto por los hechos y, sobre todo, por las ideas y propuestas que se debaten en el curso de los procesos históricos y que se ventilan en todos los terrenos de la lucha política, tanto teórica, propagandística, oral como escrita, situación de la que lo polemizado y confrontado en los debates políticos del ’65 al ’78 y aún después, no fue una excepción, sino, por el contrario, el ejemplo más cabal y completo.

Pues no sólo que Juan Bosch no tiene ni siquiera parte en el triunfo de la idea de que a la dictadura imperante se le debía contraponer como alternativa la consigna y la lucha política por la libertad y la democracia, con particular agudeza desde el 1966 hasta hoy día, si se quiere, sino que fue contra tal idea y esa lucha, así como contra el consiguiente movimiento democrático popular que se vino conformando la plataforma básica del palidismo, esto es, que se confirmó y estructuró el boschismo del principio hasta el fin, o sea, de los pies a la cabeza.

Por lo que el triunfo de la justa idea de que a la dictadura se le debía contraponer la línea de la lucha por la democracia, fue un triunfo contra el boschismo, así como una contundente derrota de Bosch como teórico y político, hasta el punto que lo desenmascaró como un intelectual de pacotillas.

Demostrarlo con casos concretos y específicos resulta de suma facilidad, pues se trata de hechos prácticos ventilados y discutidos hasta ser escritos con tinta negra en papel blanco, lo cual ni siquiera el mayor alud de mentiras podrá borrar ni mucho menos hacer que se ignore, como es evidente que pretende en su cruzada a favor de la mentira Leonel Fernández desde su posición de Presidente de la República Dominicana.

Sin embargo, previamente se nos impone la obligación de subrayar que mucho antes de las caídas de esas dictaduras de Portugal, España y Grecia, habíamos quienes, no ya en el plano individual, sino como partido político y específica y concretamente como Partido Comunista (PACOREDO) desde sus distintos órganos de propaganda y otras publicaciones suyas, en contraposición al castro-guevarismo-debraísmo, al revisionismo, al peñagomismo y a su emepedeísmo del ’66 al ’71, así como en lucha contra el boschismo que los sucedió y que pretendió salvarlos a todos para lanzarlos en avalancha contra el marxismo-leninismo con su renovación del neotrujillismo, sostuvimos y abogamos en arduas campañas y labores de propagandas verdaderamente tan heroicas como ejemplares, que a la dictadura era fundamental contraponerle, de parte de los comunistas y demás luchadores revolucionarios, la lucha por la democracia y la libertad, y todo eso lo desarrollamos en lucha y crítica contra la prensa amarilla que secundó todas esas aberraciones de esos ismos oportunistas-revisionistas.

Fruto de esas polémicas hubo enfrentamientos violentos y hasta tan sangrientos como luctuosos, puesto que esas trullas de rufianes políticos que constituían los ismos opuestos al marxismo-leninismo recurrieron en todo momento a cuantos medios eran conocidos como propios de la canalla para acallar nuestras formulaciones teóricas que sustentan nuestras críticas y demandas de contraponer a la dictadura la democracia y la libertad, pues nunca el marxismo-leninismo ha reconocido otra vía para alcanzar el socialismo que la lucha por la democracia y las instituciones democráticas.

Bien. Parece que al presidente Leonel Fernández hay que refrescarle la memoria diciéndole que la tristemente célebre tesis de Bosch de la "dictadura con respaldo popular" éste la concibió antes de finalizar la década del ’60 y que con ella entró como un ciclón a causar daños substanciales al movimiento y a la causa de la libertad y la democracia del pueblo dominicano, que nos esforzábamos en darle forma y contenido en contra, precisamente, de la dictadura en ese período particular de la historia política criolla.

Mas aún, nada más ilustrativo de la oposición de Bosch a ese movimiento por la democracia y la libertad del pueblo dominicano en contra de la dictadura que el recurso escogido con esmerado cuidado por este funesto agente contrarrevolucionario que es Juan Bosch. Se trata de que el personaje escogido por éste para ilustrar como figura paradigmática y central su propuesta de "dictadura con respaldo popular", no fue otro que la del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Así debemos, siempre en la tónica de refrescarle la memoria al presidente Leonel Fernández, recomendarle que se relea el articulejo de Juan Bosch titulado: "Oligarquía y antitrujillismo", escrito en París el 2 de julio de 1969 y publicado en el país en la Revista Ahora! No. 298 del 28/7/69.

Y es en aras de dar una desquiciada imagen positiva de esa bestia a la que Bosch tomara como encarnación de su "tesis de dictadura con respaldo popular", que al efecto escribiera:

"…la imagen de Trujillo quedó totalmente deformada. No es verdad que Trujillo fue un lacayo, sirviente o aliado del imperialismo; todo lo contrario. Después de haber alcanzado el poder, que él usaría para dar el paso hacia la burguesía -pues antes de eso había sido un pequeño burgués y entonces sí les sirvió a los yanquis como oficial de la guardia-, Trujillo se convirtió en burgués y por tanto en un típico nacionalista burgués, que se opuso resueltamente a toda ingerencia política, económica o militar de los Estados Unidos en los asuntos dominicanos. Trujillo contemporizó con los yanquis cada vez que era necesario o conveniente para el mejor desenvolvimiento de sus empresas, pero nunca se les sometió" (Juan Bosch, "Oligarquía y antitrujillismo").

Pero aún más. En el primer párrafo de ese fango de infame perfidia y de obcecada tergiversación del carácter democrático de la oposición a la dictadura de Trujillo, Bosch había embarrado acusando de oligarca y, por tanto, de anti-democrático a todo el movimiento antitrujillista, así, expresó:

"La oligarquía apareció en el campo político de la República Dominicana en 1961, después de la muerte de Trujillo, pero se hallaba en proceso de formación desde hacía tiempo; desde fines del siglo pasado. A partir de 1945 nuestra oligarquía se creyó lo suficientemente fuerte para lanzarse a la lucha por el poder, y entonces comenzó la batalla contra el régimen burgués que venía instaurando Rafael Leonidas Trujillo". (Aquí empezó el antitrujillismo, según Bosch, N. de R.).

Y todo lo escribía ese rufián de Juan Bosch cuando, en efecto, nuestro Partido enfrentaba al PRD y al MPD que rechazaban de plano la lucha por la democracia y la libertad como línea fundamental del movimiento opositor a la dictadura yanqui-balaguerista 1966-78.

Y más adelante, ese mismo granuja de Bosch se empeñaba en despotricar contra los que enarbolábamos la lucha por la democracia como bandera de oposición a la dictadura yanqui-balaguerista y se esmeraba en imponerle a la oposición política su absurda tesis de negarse a luchar por la democracia, a la que despectivamente y ni para siquiera tomarla en su boca le llama "la mentada", véanse discursos de Juan Bosch a través de Tribuna Democrática, años 1971-1972, hasta su renuncia del PRD para, en base a la tesis de la dictadura, formar el Pálido.

Y a Leonel Fernández, hoy Presidente, no le da ni apuro persistir en la interpretación antojadiza y acomodaticia de aquellos embarres y vómitos de perros del boschismo, por lo que no repara en afirmar: "En el 1974 no había todavía condiciones para un pleno ejercicio democrático, y hubo -en consecuencia- abstención electoral." (párrafo 18, discurso Leonel Fernández en el Club Mauricio Báez, año 1996), para más adelante explayarse reiterando su disparate mentiroso, y así expresa: "El del ’78 fue un proceso electoral muy conflictivo, en el cual las fuerzas internacionales tuvieron que intervenir para garantizar la alternabilidad pacífica" (el mismo párrafo 18).

Todas y cada una de esas expresiones no sólo que son extravagantes mentiras, sino que, además, tienen por finalidad expedita la generalización de la mentira, su culto y su endiosamiento absoluto.

Es bueno que el lector observe y subraye la insistencia de Leonel Fernández en decir que no había un movimiento democrático, ni antes del ’65, ni del ’70, ni del ’74, ni del ’78, ni en el ’90, ni nunca, sino sólo cuando él llega al Poder, como continuación del déspota tiránico y dictatorial Joaquín Balaguer.

Pero no sólo eso, sino que, evidenciando poseer un profundo odio y rechazo a toda la historia de lucha del pueblo dominicano, de sus hijos más brillantes y de los partidos, movimientos y líderes que no han compartido las vagabunderías ni las canalladas del boschismo, con tal de mentir, no repara siquiera en que habla ya de la "abstención electoral" de la población porque no había condiciones democráticas o bien, de que en el ’78 se produjo la transición por la acción de las fuerzas interventoras, callando que concurrían para garantizar la expresión democrática del pueblo que, con plena conciencia democrática y antidictatorial, habiendo votado contra el régimen dictatorial, tiránico y corrupto de Balaguer, que era apoyado por el Pálido y por Juan Bosch, quienes el 17 de mayo de 1978 reclamaron la permanencia de Balaguer en el Poder, solicitando que presidiera una junta cívico-militar y desplegando, cuando su estratagema les fracasó, la más tenaz y desaforada campaña contra el movimiento democrático y anti-balaguerista, lo que le costó la primera gran división del mismo Pálido, una de cuyas alas se le separó, no estando dispuesta a seguir aguantándole traiciones y complicidad a Bosch y su claque del Pálido.

Pero no sólo esto.

Hay que agregar que Bosch, cuando se sintió criticado y desenmascarado hasta no quedarle siquiera una hoja de parra con qué encubrir su propia desvergüenza, arremetió contra sus críticos y la fuente de sustentación doctrinaria o teórica de éstos contra sus teoricuchas, y cocinó, para desautorizarlos con tono e intenciones de insultos, pues las calumnias y las intrigas siempre han sido su única arma, el apelativo denigrante de "marxófagos" en contra de nuestras justas críticas.

Ahora bien, esto era la prueba más palmaria de su indigencia teórica y su endeblez intelectual, lo que lo llenaba de pánico al darse cuenta de que, al fin y al cabo, si algo quedaba en evidencia era su catadura y mala calaña de architraidor neofascista, ya que, así como se refugiaba en el trujillismo, dándole fundamento al neotrujillismo caamañista, en lo atinente a su tesis de la "dictadura con respaldo popular", le resultaba del todo imposible a la vez ocultar que con ella, en realidad, estaba abogando por la instauración del franquismo en el país en su connotación directamente corporativista y mussolinista.

-CONTINUARA-