La Fundación 30 de Mayo y su premiación de la Iglesia Católica desenmascara el carácter reaccionario, retrógrado y antinacional de la misma y de sus integrantes

Nos quieren hacer olvidar la historia para tratar de repetirla

 

Lo que ha hecho el llamado grupo 30 de Mayo, que agrupa a los que se dicen herederos del tiranicidio, ya que de los protagonistas directos del hecho apenas vive Imbert Barreras, otorgándole un premio dizque de la libertad a la Iglesia Católica, S. A., baluarte de la opresión y el oscurantismo espiritual, así como prohijadora de todos los grandes crímenes políticos, y co-responsable de todos los del dictador Trujillo, es un adefesio y es una infamia que sólo sirve para evidenciar que el tal grupo 30 de Mayo no es más que una madriguera de los círculos más retrógrados e inescrupulosos existentes en el seno de la República Dominicana, por estar al servicio de los fines reaccionarios y oscurantistas, y que en todos los períodos históricos esos integrantes siempre han actuado en forma mercenaria apoyando a los enemigos más recalcitrantes del pueblo y país dominicanos, a la vez que contrapuestos en cuerpo y alma a las metas de democracia y libertad, progreso y soberanía nacional.

En la muerte del dictador jugó, como se ha evidenciado, un papel estelar el imperialismo norteamericano, a través de sus agentes infiltrados en la dictadura, como eran gran parte de los mismos que ejecutaron al dictador, quien ya había dejado de ser útil a sus planes y de hecho se encontraba ya agotado, y quien, además, había sido inducido por Joaquín Balaguer a que, en ausencia del dictador, el Estado dominicano pasara a ser guiado y manejado por la Iglesia Católica, S. A., a través del Concordato, firmado por el dictador y el Papa Pío XII en el 1954, así como del Vicariato Castrense y del Patronato Nacional San Rafael (marzo del 1958), por lo que no cabe bajo ningún concepto digno, y sólo se explica por un pérfido espíritu retrógrado e infame, el otorgamiento del tal supuesto premio de la libertad a la Iglesia Católica.

Esta (la Iglesia Católica), como se comprueba en los sucesos y acontecimientos que tejen la historia nacional, que había sido un puntal decisivo de la dictadura, empezó a conspirar contra Trujillo tan pronto obtuvo esos tres acuerdos contractuales, equivalentes a un testamento a su favor mediante el cual el dictador, después de muerto, pasaba el país por entero a beneficio de los intereses aberrados y prostituidos de la Iglesia Católica, tal y cual ha sucedido, lo que queda fehacientemente comprobado tan pronto se pasa un balance pormenorizado de los resultados materiales de los sucesos acaecidos desde la desaparición de la dictadura hasta la fecha, que es lo que procede llevarse a cabo con fines de contribuir y no engañar la causa de la libertad.

El grupo 30 de Mayo jamás ha tenido una postura digna, patriótica ni democrática al lado del país, del pueblo, de las libertades ni de la justicia social, y la Fundación 30 de Mayo es un monumento a todas sus inconsecuencias, y no a la renuncia a la tiranía, a sus prácticas ni a su espíritu despótico y criminal, sino que dicha Fundación es más bien un monumento a la dictadura misma.

Los integrantes del grupo, incluso los que protagonizaron la orden dictada por los EE.UU. para el tiranicidio, tan pronto pudieron, o se presentó de nuevo la ocasión propicia, se dedicaron a cometer desde el Poder toda suerte de tropelías contra el país y el pueblo, aplicando los mismos métodos y con iguales fines que el dictador desaparecido.

Se adueñaron de las riquezas del país que la Iglesia Católica, S. A., no pudo meter en sus bolsillos sin fondo, o bien compartieron con ésta la depredación del país.

Crearon cuerpos de criminales sobre los restos de los organismos represivos del dictador y pasaron a perseguir a los luchadores antitrujillistas mismos que no se plegaron a sus espurios e inescrupulosos objetivos; encarcelaron, torturaron, mataron, persiguieron, robaron, deportaron, calumniaron, en fin, repitieron paso a paso e infamia a infamia el mismo expediente creado por el dictador en sus 31 años de infernal dictadura.

Apoyaron e integraron el ignominioso Consejo de Estado, conspiraron y participaron en el Golpe de Estado del 25 de Septiembre del 1963, fueron parte del Triunvirato golpista, a través del cual cometieron tantos crímenes y robaron tanto que terminaron por empujar al pueblo a empuñar las armas el 24 de abril del 1965 en contra de Donald Reid, que es uno de los del grupo 30 de Mayo, y luego tanto Donald Reid Cabral como el mismo Imbert Barreras solicitaron y apoyaron la intervención yanqui del ’65 y formaron parte y apoyaron al gobierno genocida de San Isidro, el llamado gobierno pelele de Reconstrucción Nacional. Por demás, fueron los que ordenaron y maquinaron el fusilamiento, tras pactar su entrega, del líder de la resistencia interna a la dictadura de Trujillo, que lo fuera Manuel Aurelio Tavárez Justo, en Manaclas, diciembre del año 1963.

Del mismo modo cabe señalar que en todas esas acciones reaccionarias los del 30 de Mayo han actuado junto o respaldando a la Iglesia Católica, S. A., que ha estado siempre trillando el mismo camino. ¿Qué moral, qué aval histórico democrático, patriótico o progresista respalda su atrevimiento de calificar a la Iglesia como los merecedores del premio de la libertad? Eso de Iglesia y libertad sólo cabe en la bestialidad impensante de la canalla vil.

Pero entre todos los hechos sobresale que la Iglesia Católica, S. A. y el grupo 30 de Mayo son los auspiciadores y mentores que guían el genocidio de los campesinos de Palma Sola, en Elías Piña y San Juan de la Maguana, con la finalidad expresa de dejar sellado con un río de sangre de humildes campesinos el que las FF.AA.-P.N. y el Estado dominicano empezaba desde ese momento, finales del 1962, a actuar como un Estado, FF.AA.-P.N. de carácter teocrático y que la Iglesia Católica, S. A., asumía el control de la vida nacional, siendo por lo tanto la principal responsable en el orden interno de la ola de abusos y atropellos, persecuciones y violaciones que permanentemente han recaído desde entonces contra el país y el pueblo.

La presencia y el vínculo de un siniestro personaje como José Joaquín Puello, hombre Opus Dei desde el 1959 y de la Congregación Mariana, es un indicio clave de lo que hay envuelto y los nefastos fines que conspira llevar a cabo el grupo 30 de Mayo, aún en la actualidad y con vistas al futuro inmediato.

De la Fundación 30 de Mayo es muy probable que la libertad con que este nefasto e inescrupuloso grupo ha premiado a la Iglesia Católica, sea la libertad para que ésta siga viviendo parasitariamente a costa del país-pueblo dominicanos, tal y como siempre han hecho los integrantes de esa Fundación, para que sus obispos y sacerdotes sigan cometiendo crímenes y abusos sexuales contra niños, y haya libertad en su espurio empeño para destruir la nación dominicana y a favor de los haitianos: No cabe duda que son tales para cuales, ambos bandos son sacos de podredumbre e infamias.

 

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